Posts Tagged buena
Crítica de cine: G.I. Joe: The Rise of Cobra
Fernando Mexía, El plumilla.
Si te apasiona la saga de The Mummy y disfrutaste con la secuela de Transformers es muy probable que G.I. Joe: The Rise of Cobra sea la película que estabas esperando este verano para matar el gusanillo de acción a raudales y derroche de efectos especiales. Un filme con guión muy poco exigente que presenta de forma oficial en la gran pantalla a los exitosos juguetes de Hasbro, ese cuerpo de soldados de élite de EEUU que combaten día sí y día también al peligroso Cobra y sus esbirros. Una batalla vista en dibujos animados a la que ahora dan vida Dennis Quaid (The Day After Tomorrow) o un cada vez más popular Channing Tatum (Step Up).
El secretismo practicado por Paramount con la prensa para ocultar a los críticos el debut de los “Joes” antes del estreno oficial -para evitar reacciones negativas- carece a la postre de fundamento. Un miedo injustificado a la vista del resultado en taquilla de la denostada por los medios Transformers: Revenge of the Fallen, posiblemente una de las peores historias de los últimos años que sin embargo supera ya los 800 millones de dólares de recaudación en todo el mundo. G.I Joe va dirigida al mismo tipo de público y nace con vocación de saga. A su favor, el guión está algo más elaborado que el de la última de robots; en su contra, los efectos especiales no están tan cuidados como deberían.
G.I. Joe: The Rise of Cobra introduce al espectador en el seno de la organización secreta de militares de élite puesta en marcha por EEUU para combatir en la sombra amenazas globales cuyo potencial pone en evidencia la tecnología de las fuerzas de seguridad convencionales. Unos cuerpos especiales dirigidos por el General Hawk (Quaid) que reclutan por accidente a un par de aguerridos soldados, Duke (Tatum) y Ripcord (Marlons Wayans), con el objetivo de proteger -primero- y recuperar -después- una sofisticada arma nanotecnológica capaz de hacer añicos cualquier cosa que se le ponga por delante. El resto de la unidad de Joes protagonistas son la “camuflada” Scarlett (Rachel Nichols) , Heavy Duty (Adewale Akinnuoye-Agbaje), Snake Eyes (Ray Park) y el tecnológico Braker (Saïd Taghmaoui). La sorpresa es un breve cameo de Brandon Fraser, un declarado fanático de los G.I. Joe y amigo del director Stephen Sommers, a quien le pidió que le diera un papelito en la historia mientras estaban grabando la tercera parte de The Mummy.
La guapa Sienna Miller será la cara “dulce” del opaco universo Cobra, que se define según va avanzando el filme -posiblemente lo más interesante de la producción- que termina de forma inquietante; un final que no se sostiene sin una segunda parte.
Los aficionados a la serie de dibujos y aquéllos que jugaron con los muñecos podrían llegar a sentirse defraudados por la superficialidad con la que se tratan algunos de los personajes o el papel que tienen algunos, como el General Hawk, que queda K.O a mitad de película y se limita a arengar a sus pupilos sin verse involucrado directamente en la acción. Tampoco toma decisiones fundamentales. La relación amorosa entrelos personajes de Tatum y Miller que tiene por objeto trasladar el conflicto entre el bien y el mal a un plano emocional resulta en ocasiones fuera de lugar. La historia sí se detiene en los orígenes del misterioso Snake Eyes y su pique con Storm Shadow (Byung Hun Lee), que se remonta a la infancia en una escuela de artes marciales de Japón.
Los efectos especiales, por otra parte, se muestran inconsistentes, con secuencias bastante conseguidas, como la persecución en las calles de París y la destrucción resultante, aunque suspende a menudo en los pequeños detalles que son los que terminan por definir la calidad de un producto. Llama la atención el acabado de algunas imágenes, más propio de una estética de videojuego que poco tiene que ver con la resolución alcanzada por Michael Bay en Transformers.
%RELATEDPOSTS%
Crítica de cine: Harry Potter and the Half-Blood Prince
Fernando Mexía, El plumilla.
La sexta entrega de Harry Potter es, ante todo, un capítulo de una larga saga y como tal cumple su papel. Más que ninguna otra, “Harry Potter and the Half-Blood Prince” es un filme de transición, un entretenido episodio necesario para preparar al espectador para el esperado desenlace de las aventuras del joven y poderoso mago creado por J.K. Rowling que llegará al cine partido en dos producciones, una en 2010 y otra en 2011.
Dicho esto, la cinta no es la mejor de las seis. Los seguidores de Potter echarán de menos algo más de magia y seguramente una trama donde el misterio y el suspense que rodea a los alumnos de Hogwarts tenga el protagonismo de sus predecesoras. En ese sentido “Half-Blood Prince” se queda a medias. El director David Yates rebajó los minutos de tensión y en su lugar utilizó el largometraje para ofrecer algunas de las claves fundamentales que empujarán la historia hacia su final. El filme viaja en el tiempo a través de los recuerdos de un nuevo profesor, Horace Slughorn, para mostrar a un joven Voldemort y su curiosidad por una magia muy negra. Unos detalles que se revelan ante Potter y que dejan entrever al espectador qué dirección podrían tomar las siguientes películas.
Un Draco Malfoy (Tom Felton) muy desmejorado, de rostro casi enfermizo, mueve la narración durante minutos, aunque se olvida prácticamente de hacerle la vida imposible a Potter (Daniel Radcliffe). Malfoy está demasiado preocupado por cumplir con la tarea que le encomiendan fuerzas malignas y tiene que demostrar de qué pasta está hecho. “Half-Blood Prince” apunta a un cambio en este enemigo acérrimo de Harry, aunque no voy a desarrollar esta idea para no especular demasiado.
El siempre sospechoso Severus Snapes desvela alguna de sus cartas en este capítulo y se posiciona de cara al final de estas aventuras donde está llamado a jugar un papel más que relevante y que podría deparar más de una sorpresa.
Los momentos más intensos se refugian en el último tercio del filme y llegan cargados de un drama que conlleva un “sacrificio”. Quiero destacar la secuencia en la que Potter y Dumbledore (Michael Gambon) se lanzan a la captura de un valioso objeto escondido en unos acantilados impactantes. La espectacular toma desde el mar resulta cautivadora y los seres con los que se enfrentan poco después, dignos de una pesadilla (si bien tienen un aire al Gollum de “The Lord of the Rings”).
Además de esa lucha entre el bien y el mal, la nueva entrega de Harry Potter está cargada de feromonas. Sí, la edad del pavo ha llegado a la escuela de magia, si bien se reduce a una sexualidad un tanto ingenua que no pasa de algunos besos sueltos, un par de escenas de celos, un hechizo de enamoramientos y algunos desencantos, todo con una dosis de humor que se agradece. El pelirrojo Ron (Rupert Grint) explota su atractivo y por momentos eclipsa a su gran amigo Potter. Cupido también altera a la tranquilidad de la cerebral Hermione (Emma Watson) a la que esta vez le pueden las emociones. Harry también se tira a la piscina del amor…
Finalmente la inquietante amenaza de Voldemort y sus secuaces hace que estos “affairs” se queden en tonteos de colegio y Harry Potter no derive en una cinta de romances de aspirantes a universitarios tan habituales en Hollywood.
“Harry Potter and the Half-Blood Prince” no es una obra maestra, tampoco un bodrio. Ocupa su lugar en el espacio y en el tiempo. No está pensada para crear adeptos, pero mantiene viva la llama de quienes sucumbieron a los encantos del niño mago más famoso del cine.
Continuará… (con “Harry Potter and the Deathly Hallows”)
%RELATEDPOSTS%