Archive for category Eduardo Alonso

El concierto en casa

eduardo-alonso Eduardo Alonso, sigue su blog musical Glue

El concierto en casa

Mis dos primeros posts para El plumilla quizás resultaron demasiado amargos, así que en esta ocasión quiero centrarme en una idea más positiva. La era de internet ha sido tratada como el infierno de la industria musical. Cierto es que la red ha proporcionado una barra libre de música “gratis”, pero también ha creado nuevas formas de distribución e, incluso, volver a hacer negocio. Una de estas iniciativas es Moogis, un servicio de pago para la emisión (o streaming en la jerga de internet) de vídeos de conciertos. Este proyecto es una idea de Butch Trucks, batería del legendario grupo americano The Allman Brothers Band. No son los Rolling Stones, pero esta banda también lleva cuarenta años de carrera y vendió un buen puñado de discos en los setenta con éxitos como Jessica o Ramblin’ Man.

moogisLejos de anquilosarse en el pasado, Allman Brothers ha sido un grupo muy interesado en encontrar nuevas formas de llevar su música a sus fans. Fue uno de los pioneros en la serie de grabaciones Instant Live y ahora Butch Trucks ha puesto en marcha Moogis. La suscripción a esta web cuesta 125 dólares y da acceso a decenas de conciertos de los Allman Brothers en vídeo y en audio. Y lo que es más interesante, permite ver en directo la serie de conciertos que la banda está ofreciendo este mes en el teatro Beacon de Nueva York, ciudad donde celebra conciertos todos los años desde 1989; una tradición para sus seguidores y para el mundo del rock en general. Con motivo de su 40 aniversario, artistas como Eric Clapton, Levon Helm, Sheryl Crow, Buddy Guy, Johnny Winter o incluso Bruce Willis, fueron invitados a subirse al escenario con la banda, haciendo de cada uno de los quince conciertos de esta serie una experiencia única.

Para mí, como buen aficionado a esta formación, es muy emocionante tener la oportunidad de poder ver todos los conciertos en mi televisor en cualquier momento. Tanto el sonido como la imagen son de alta calidad y es equiparable a cualquier programa de televisión.

De momento, Moogis es un proyecto en pruebas y su futuro es una incógnita. No hay ninguna gran empresa detrás, pero si se consigue suficiente número de suscripciones Butch Trucks tratará de incorporar diferentes grupos y retransmitir conciertos en directo desde varios clubs y teatros de los Estados Unidos.

Por supuesto, este concepto no es nuevo. En Holanda, Fabchannel hizo un trabajo magnífico grabando y retransmitiendo cientos de conciertos celebrados en las salas Paradiso y Melkweg de Amsterdam. Después de diez años, Fabchannel cerró su web hace unos días (13 de marzo). Estas grabaciones de alta calidad sirvieron para que muchas bandas desconocidas pudieran promocionarse en todo el mundo. La web es ahora una carta realmente interesante en la que se explica que la falta de acuerdo con las discográficas ha motivado su cierre.

Las discográficas siguen empeñadas en vender discos, ven internet como una amenaza y se ciegan ante las oportunidades que la red puede ofrecer más allá de perfiles en Myspace. Quizás algún día los señores de la corbata se quiten la venda de los ojos: internet no muerde. Mientras voy a ver un concierto en Moogis.

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El imperio de los "tickets"

eduardo-alonso Eduardo Alonso, sigue su blog musical Glue

El timo de la estampita

La mayoría de los aficionados a la música han pasado alguna vez por el trauma de comprar entradas para conciertos a través de servicios como Ticketmaster con la ansiedad de que los preciados pases se agotarían en minutos. Repetidas pulsaciones a la tecla F5, servidores caídos, páginas web en blanco y líneas de teléfono comunicando conforman una frustración conocida por muchos. La situación no mejora.

Esta semana se hizo oficial la fusión entre el gigante de la venta de entradas Ticketmaster y la mayor empresa de promoción de conciertos Live Nation. La companía resultante, Live Nation Entertainment, estará participada al 50% por las dos empresas y tendrá un valor de 2.500 millones de dólares. Los aficionados a la música en directo acogen esta noticia con pesar, puesto que reduce las posibilidades de competencia y permite que el aumento del precio de las entradas continúe.

ticket-320x200Además de ahorrar 40 millones de dólares anuales, con esta fusión Live Nation y Ticketmaster prometen vender más entradas y mejorar el proceso haciéndolo más fácil y transparente. Difícil. El mercado de la venta de entradas está podrido. La compra de entradas para grandes eventos es un proceso doloroso por el que los consumidores pagan comisiones y los famosos gastos de distribución que pueden encarecer el precio de las entradas más de un 10%.

En Estados Unidos, Ticketmaster, o “Ticketbastard” como muchos apodan a la compañía, ocupa una posición de virtual monopolio ya que vende un 80% de las entradas a eventos musicales y deportivos. En los últimos años se ha expandido internacionalmente haciéndose con el control de la venta de entradas en 20 países.
A mediados de los noventa, Pearl Jam intentó combatir este monopolio. En 1994, la banda de Seattle llegó incluso a cancelar una gira tras la negativa de Ticketmaster a reducir su comisión a dos dólares. Finalmente la banda de Seattle tuvo que ceder debido a que Ticketmaster controla prácticamente todos los recintos de medio y gran aforo. Actualmente las comisiones superan los diez dólares. Hace poco compré unas entradas para unos conciertos en Nueva York. Los cargos totales de Ticketmaster fueron de 20 dólares, un 20% del precio de los entrada.

El negocio no acaba ahí. El año pasado Ticketmaster adquirió la empresa de reventa de entradas TicketsNow por 265 millones de dólares. Con esta compra se hacía con una vía para vender legalmente entradas por un precio muy superior al inicial. El vendedor en la taquilla controla de forma legal la reventa en la calle. Esta práctica ha provocado recientemente las iras de Bruce Springsteen, quien denunció públicamente este conflicto de intereses tras el caos en la venta de tickets para su gira en Estados Unidos esta primavera. Segundos después de iniciada su venta, las entradas ya estaba agotadas y Ticketmaster dirigía a sus clientes a TicketsNow, donde cientos de tickets estaban disponibles a precios entre los doscientos y los mil dólares. Un día después el CEO de Ticketmaster, Irving Azoff, se veía obligado a enviar una nota de disculpa.

Con esta situación parece poco probable que la alianza entre Live Nation y Ticketmaster vaya a mejorar mucho el mercado de la venta de entradas. De hecho, ambas compañías han trabajado juntas los últimos diez años bajo un acuerdo de colaboración.

La fusión será completada a finales de este año, aunque ya hay senadores en Estados Unidos que han mostrado su preocupación y su predisposición a que la operación se investigue para vigilar que se cumplen las normas antimonopolio. El periódico económico Financial Times predice que la oposición por parte de artistas, reguladores y aficionados será fuerte también en Europa.

Mientras tanto el precio de las entradas para los grandes conciertos sigue en imparable ascenso. En Europa, ver este año a Tina Turner, AC/DC, Madonna o Bruce Springsteen cuesta entre los 70 y los 100 euros. Incluso en algunos casos, como los Eagles, la entrada más cara puede dispararse hasta los 180 euros. Quizás la crisis no llegue a este mercado hasta dentro de diez años cuando estos grandes nombres se hayan retirado y apenas haya artistas capaces de llenar un estadio y grandes aforos.

fotografía: stock.xchng
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Emociones musicales enlatadas

Por Eduardo Alonso, periodista.

La imperfección de la música

Más allá de el resultado deportivo, el espectáculo que rodea a la Super Bowl siempre genera alguna polémica que anima las charlas de oficina en los días posteriores. Si hace unos años se habló de los centímetros de piel que Janet Jackson exhibió en exceso, este año la discusión se ha centrado en la actuación de Jennifer Hudson.
La cantante, que saltó a la fama en la tercera temporada de “American Idol”, fue la encargada de interpretar el himno de EE.UU. antes del partido. Esta actuación fue especialmente emotiva puesto que Hudson hizo su primera aparición en público desde los asesinatos de su madre, hermano y sobrino el pasado octubre. Para asegurar que el momento fuera perfecto, los productores del espectáculo recomendaron que Hudson hiciera playback. Así ocurrió. Hudson interpretó “The Star-Spangled Banner” de una forma emotiva y perfecta, pero no se oyó su voz en directo. Lo que se escuchó fue una grabación anterior, que por cierto, ya está disponible en iTunes por un euro.

jenniferhudsonPor supuesto, las actuaciones en playback en este tipo de espectáculos son habituales y provocan el escándalo como en tiempos de Milli Vanilli. Sin embargo, me ha llamado la atención la naturalidad con la que Rickey Minor, el productor del espectáculo previo al partido y director de “American Idol”, ha defendido el playback. Minor declaró que “el playback es la manera correcta de actuar” y que “no recomendaría a ningún artista cantar en directo puesto que el menor fallo arruinaría la actuación”. Para mayor sorpresa, muchos blogueros y columnistas han defendido esta forma de actuar, incluido el editor de la revista Billboard.

Esta normalización del uso del playback es preocupante. Los productores y jefazos de la industria parecen encaminarse hacia la fabricación del robot cantante. Un artista sin fallos, que no desafina en ninguna nota y actúa como en metrónomo para que el guión del espectáculo no sufra retrasos. Por ello, en los estudios de grabación está cada vez más extendido y aceptado el uso de software que corrige los errores de afinación en tiempo real.

Esta forma de trabajar viene a devaluar aún más el papel de los artistas y de una industria en crisis, que no ha sabido adaptar su modelo de negocio. Es una forma de precocinar las emociones de una actuación en directo con tal servir a una aparente corrección a un público que es consumidor y no espectador.

Por muy perfecta que sea, ¿qué valor tiene una actuación en playback? Escaso. La autenticidad de una creación en el momento deja paso a un producto prefabricado. Si aceptamos el playback, ¿por qué no exhibimos copias del Guernica en cualquier museo del mundo?
Resulta también irónico esta necesidad de presentar un producto perfecto en una época en la que se consume música por medios de calidad tan dudosa como reproductores mp3 y teléfonos móviles. Aceptemos la imperfección de la actuación en directo. Aceptemos la posibilidad de que el cantante puede llegar a recitar las letras mal y sin aliento. Antes que dar al play de la gramola, prefiero escuchar voces desgastadas por la edad o jóvenes nerviosos sobre un escenarios. La imperfección es única.
Pese a todo, el público quiere ver música en directo. La demanda de entradas y la consecuente reventa sigue incontrolable y esta semana ha creado una disputa entre Bruce Springsteen y la empresa de venta de entradas Ticketmaster. Pero este es un tema muy complicado que será mejor dejar para un próximo post.

Playback de Jennifer Hudson en la Super Bowl

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