El imperio de los "tickets"

eduardo-alonso Eduardo Alonso, sigue su blog musical Glue

El timo de la estampita

La mayoría de los aficionados a la música han pasado alguna vez por el trauma de comprar entradas para conciertos a través de servicios como Ticketmaster con la ansiedad de que los preciados pases se agotarían en minutos. Repetidas pulsaciones a la tecla F5, servidores caídos, páginas web en blanco y líneas de teléfono comunicando conforman una frustración conocida por muchos. La situación no mejora.

Esta semana se hizo oficial la fusión entre el gigante de la venta de entradas Ticketmaster y la mayor empresa de promoción de conciertos Live Nation. La companía resultante, Live Nation Entertainment, estará participada al 50% por las dos empresas y tendrá un valor de 2.500 millones de dólares. Los aficionados a la música en directo acogen esta noticia con pesar, puesto que reduce las posibilidades de competencia y permite que el aumento del precio de las entradas continúe.

ticket-320x200Además de ahorrar 40 millones de dólares anuales, con esta fusión Live Nation y Ticketmaster prometen vender más entradas y mejorar el proceso haciéndolo más fácil y transparente. Difícil. El mercado de la venta de entradas está podrido. La compra de entradas para grandes eventos es un proceso doloroso por el que los consumidores pagan comisiones y los famosos gastos de distribución que pueden encarecer el precio de las entradas más de un 10%.

En Estados Unidos, Ticketmaster, o “Ticketbastard” como muchos apodan a la compañía, ocupa una posición de virtual monopolio ya que vende un 80% de las entradas a eventos musicales y deportivos. En los últimos años se ha expandido internacionalmente haciéndose con el control de la venta de entradas en 20 países.
A mediados de los noventa, Pearl Jam intentó combatir este monopolio. En 1994, la banda de Seattle llegó incluso a cancelar una gira tras la negativa de Ticketmaster a reducir su comisión a dos dólares. Finalmente la banda de Seattle tuvo que ceder debido a que Ticketmaster controla prácticamente todos los recintos de medio y gran aforo. Actualmente las comisiones superan los diez dólares. Hace poco compré unas entradas para unos conciertos en Nueva York. Los cargos totales de Ticketmaster fueron de 20 dólares, un 20% del precio de los entrada.

El negocio no acaba ahí. El año pasado Ticketmaster adquirió la empresa de reventa de entradas TicketsNow por 265 millones de dólares. Con esta compra se hacía con una vía para vender legalmente entradas por un precio muy superior al inicial. El vendedor en la taquilla controla de forma legal la reventa en la calle. Esta práctica ha provocado recientemente las iras de Bruce Springsteen, quien denunció públicamente este conflicto de intereses tras el caos en la venta de tickets para su gira en Estados Unidos esta primavera. Segundos después de iniciada su venta, las entradas ya estaba agotadas y Ticketmaster dirigía a sus clientes a TicketsNow, donde cientos de tickets estaban disponibles a precios entre los doscientos y los mil dólares. Un día después el CEO de Ticketmaster, Irving Azoff, se veía obligado a enviar una nota de disculpa.

Con esta situación parece poco probable que la alianza entre Live Nation y Ticketmaster vaya a mejorar mucho el mercado de la venta de entradas. De hecho, ambas compañías han trabajado juntas los últimos diez años bajo un acuerdo de colaboración.

La fusión será completada a finales de este año, aunque ya hay senadores en Estados Unidos que han mostrado su preocupación y su predisposición a que la operación se investigue para vigilar que se cumplen las normas antimonopolio. El periódico económico Financial Times predice que la oposición por parte de artistas, reguladores y aficionados será fuerte también en Europa.

Mientras tanto el precio de las entradas para los grandes conciertos sigue en imparable ascenso. En Europa, ver este año a Tina Turner, AC/DC, Madonna o Bruce Springsteen cuesta entre los 70 y los 100 euros. Incluso en algunos casos, como los Eagles, la entrada más cara puede dispararse hasta los 180 euros. Quizás la crisis no llegue a este mercado hasta dentro de diez años cuando estos grandes nombres se hayan retirado y apenas haya artistas capaces de llenar un estadio y grandes aforos.

fotografía: stock.xchng
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