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Periodismo "sostenible"

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Internet cumple 40 años y me invitan a la “fiesta” en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), el paritorio de la criatura en 1969. La cosa tuvo poco de sarao: ni tarta, ni velas, ni confeti, ni matasuegras; pero estuvo interesante. Al margen del gustazo de hablar con uno de los padres de la red, Leonard Kleinrock, mientras el hombre recordaba tiempos pretéritos al lado del armatoste que emitió el primer mensaje en la web (un cacharro de dos metros al que llamaban ordenador de vanguardia), pude escuchar la conferencia de Arianna Huffington, la co fundadora y co editora jefe del archifamoso portal de noticias estadounidense The Huffington Post, y su alegato sobre la sostenibilidad del ecosistema periodístico.

Huffington, con su característico inglés de acento griego, defendió la gratuidad de las noticias en internet y vaticinó un fracaso estrepitoso a los medios que se aventurasen a cobrar por acceder a los contenidos premium de sus portales, como planea hacer Rupert Murdoch con sus diarios de News Corporation como el británico The Times o el New York Post. Read the rest of this entry »

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El ocaso de los mass media

fer Fernando Mexía, El plumilla.

La prensa de papel no ha muerto y dudo que se extinga, al menos en el tiempo que me toque vivir. Lo que sí está en cuidados intensivos enfilando la puerta del camposanto es la estructura de la industria informativa. No voy enterrar a los grandes grupos mediáticos pero, señores, los días de vino y rosas de esas corporaciones tienen los días contados. Internet y el desarrollo de las tecnologías de comunicación móvil han abonado el terreno para una revolución informativa que ha echado a andar a raíz de la crisis económica. Los problemas financieros están sacudiendo las manzanas maduras de un árbol mediático con exceso de hojas y frutas tras décadas de buenas cosechas. Lo sano, lo que toca ahora, es la poda.

Entramos en la era del personal branding en la que la credibilidad tendrá nombre y apellido -no se esconderá detrás de una cabecera de periódico-, la agenda setting será tan flexible como quiera el consumidor de noticias y el medio será la persona y la persona será el mensaje, alterando la cita de McLuhan.

Hace una década aún estaba en la facultad de periodismo, por aquellas me acaba de comprar mi primer teléfono móvil, estaba empezando internet y en España experimentábamos con los correos electrónicos sin saber muy bien qué daría de sí el asunto. Ninguna de las clases que tuve en la universidad me preparó para el cambio que se está produciendo ahora. Ningún profesor me adelantó lo determinante que sería la web en el mundo informativo. Nadie tenía blogs ni amigos en Facebook. La salida laboral como profesional era entrar de cualquier manera en un mass media, aunque fuese sin cobrar; de hecho, normalmente sin cobrar pero con ánimo de lucro. Aunque no me hablaron de internet (o casi nada), sí me sermonearon sobre Marshall McLuhan y su aldea global, sobre la influencia del sistema de comunicación en el mensaje que reciben las audiencias, sobre las diferentes teorías de los medios masivos y como no, la famosa aguja hipodérmica. Estos paradigmas se han quedado pendientes de revisión o para una clase de historia, junto a la imprenta de Gutenberg.

prensados-800x600Hoy vivimos el ocaso de los mass media, la caída del Antiguo Régimen de la comunicación debido al alzamiento del sumiso lector-espectador-oyente. El hasta ahora dócil receptor ha tomado la particular Bastilla de la distribución informativa armado de opiniones disparadas desde internet. Estamos en medio de una revolución que empezó con los blogs y que busca guillotinar a los medios de masas en favor de los social media. Adiós al poder hegemónico informativo de unos pocos, saludamos a la democratización de las noticias y los puntos de vista. Eso sí, la caída del absolutismo no supone el fin de la aristocracia. Como en toda revolución, muchos de los antiguos poderosos se las apañarán para mantenerse en lo alto de la cadena informativa, aunque ahora tendrán que compartir su espacio de privilegio con aquellos que logren abrirse camino hasta ahí gracias a su talento.

Dicho en román paladino, quien quiera pintar algo en el futuro informativo que viene (o que ya está aquí)  más vale que vaya creándose una identidad diferenciada en internet, bien a través de un blog, una web, participando activamente en redes sociales, etc. No descubro nada, pero por si acaso hay algún despistado no está mal decirlo. La crisis económica ha golpeado con dureza la línea de flotación de los medios masivos, la principal fuente de empleo para los periodistas. Los despidos se multiplican por doquier como una gripe española y todo apunta a que no es un chaparrón pasajero. La cosa está fea, muy fea.

La crisis reducirá (hablo en futuro porque intuyo que la criba irá a más) el número de empleados por medio y hará que, una vez que pase el temporal, sea mucho más difícil si cabe entrar en una de esas grandes compañías informativas en unas condiciones cómodas. Se impondrá el periodista autónomo, el freelancer, frente al asalariado, el reportero multimedia frente al especializado en un solo campo, la inestabilidad laboral frente la seguridad corporativa. Una evidente precariedad (más aún de la que ya existe) que es también una oportunidad.

La autonomía significa más independencia, la independencia supone libertad, la libertad implica tiempo y el tiempo combinado con las ganas y las buenas ideas conlleva calidad. La calidad informativa es el principio fundamental del reconocimiento. El reconocimiento es el primer paso hacia el prestigio y el prestigio vale dinero. Esto es, personal branding.

Esta revolución que vivimos y nos las hace pasar canutas abre la puerta a una generación de periodismo libre de ataduras y bien pagado para quien sepa aprovechar la ocasión. Bien es cierto que el mercado que deberá sostener ese sistema aún está formándose, pero no está mal  ir tomando posiciones.

Un respetable columnista de The Wall Street Journal, Walt Mossberg, hizo recientemente una interesante reflexión, recogida en un conocido blog, sobre el futuro del periodismo al ser preguntado si merecía la pena salvar los periódicos.

“No es la pregunta que hay que hacerse (dijo). La cuestión real que deberíamos hacernos es si podemos o no salvar el buen periodismo. Piensa en ello. De los cientos, miles de periódicos en el país (EE.UU.), solo hay unos pocos que importan. Buen periodismo y periodistas, por otra parte, merecen el rescate”.

Cómo se articulará el periodismo de los próximos años se está gestando ahora, quienes liderarán esaspotus transformación están navegando por internet hoy, algunos ya han puesto encima de la mesa su apuesta de futuro, tal es el caso de Spot.us. Presentado como un proyecto sin ánimo de lucro -como una ONG del periodismo- se trata de una start-up con origen en San Francisco, California (hogar de Google, Yahoo!, etc.) que busca directamente su financiación en la comunidad de lectores. Se proponen proyectos de reportajes en profundidad sobre temas que pueden resultar interesante para los vecinos del área de San Francisco. Se recogen donaciones de 20 dólares por persona y se contrata a un periodista para llevar a cabo el trabajo. Terminada la investigación y elaborada la historia se ofrece a otros medios de comunicación. Si se vende, se reparten los beneficios entre los donantes, que normalmente reinvierten el dinero en un nuevo reportaje.

Spot.us tienen tan solo unos meses de vida pero funciona y planea expandir su modelo de periodismo por otras partes de este estado y posteriormente en el resto de EE.UU..

Ciertamente es una buena idea, aunque parte de la base de que la gente está dispuesta a pagar por tener buena información. Algo posible solo donde el periodismo es respetado y respetable. Tengo mis dudas, serias dudas, de que este formato funcionase en otros países, sobre todo en el mío, España. Pero Spot.us es al menos un motivo para la esperanza.

En el siguiente vídeo David Cohn, el joven promotor de esta empresa informativa, detalla (en inglés) los pormenores de Spot.us. Una presentación a modo de entrevista en la que asegura que “el periodismo sobrevivirá la muerte de sus instituciones”.

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Imagen: stock.xchng

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La caída del "cuarto poder"

La crisis económica tiene su rostro más visible en el desempleo. Todos los sectores se ven afectados por el recorte de plantillas, desde las finanzas al mundo del automóvil, desde la construcción al turismo; una lista de víctimas entre las que no falta, por supuesto, el periodismo. Las cifras son espantosas. En España, por ejemplo,  un 16 por ciento de estos profesionales buscan trabajo y más de 2.000 reporteros han sido despedidos desde que se desató el cáncer crediticio. En EE.UU.  30.000 “plumillas” se quedaron en la calle durante 2008 y las cosas no pintan bien para este año en vista de que los recortes de personal siguen a la orden del día. El grupo Tribune (poseedor de cabeceras como LA Times, Chicago Tribune y muchos otros), CNN, Conde Nast (revistas como Vanity Fair, Vogue) o Time, por citar unos cuantos,  se han desprendido de parte de sus equipos para superar el mal trago económico.  La cosa está mal en todas partes, la prensa no iba a ser menos ¿no? Sin embargo bajo este “fusilamiento” de periodistas subyacen unos efectos secundarios de alcance que van más allá de la reducción de las páginas de un periódico: la crisis está minando la capacidad de los medios de comunicación para cumplir su papel de vigilante de los políticos, está torpedeando la línea de flotación del “cuarto poder”.

En EE.UU., país de referencia en el periodismo de investigación, las bajas de reporteros de renombre (de altos salarios) ha hecho que varios articulistas comiencen a preocuparse por la salud de la cobertura informativa que se hace de la gestión de las autoridades.

James Rainey del LA Times señalaba en esa dirección en su columna del día 20 de marzo.

“Los periódicos continúan, hasta cierto punto,  con su papel histórico de conducir y dar forma al debate políticopress pero han rebajado drásticamente sus plantillas, a menundo perdiendo a sus reporteros más experimentados (y con el salario más alto), debido a la espantosa recesión y la fuga de publicidad a internet”, comentó Rainey, a quien varios asesores políticos aseguraron que el efecto de la crisis se está dejando notar ya en la calidad de la información que logran los periodistas de las autoridades.

La primera consecuencia visible es que los partidos están utilizando la irrupción en escena de jornaleros de la información poco experimentados  para “venderles” como noticias contenidos propagandísticos que antes tendrían que haber pagado para verlos publicados en papel.

Un panorama que poco se parece a las condiciones en las que trabajaron Woodward y Bernstein  para destapar el escándalo Watergate en The Washington Post en 1972. Es cuestionable si a día de hoy algún medio está en disposición de dedicar tantos recursos a investigar un caso similar y esto es algo preocupante, además de triste.”Imagina que conduces por la 5 (una autopista interestatal estadounidense). Solía haber un par de patrulleros de la policía para mantener a la gente bajo control. Ahora se han ido y todo el mundo lo sabe. Esto puede desenvocar rápidamente en una situación parecida a ‘Mad Max’ (clásico del cine sobre una sociedad apocalíptica donde regía la ley del más fuerte)” dijo Chris Lehane, veterano consultor del partido Demócrata, quien no dudó en calificar a los periodistas como los agentes de la ley de la política que velan porque los gobernantes no se emborrachen de poder.

Es indudable que las altas fiebres que sufre el periodismo por culpa de la crisis pueden tener otra lectura  y ser el principio de un cambio -para muchos inevitable- del papel a la web. En la vanguardia de esta transición está el Seattle Post-Intelligencer, uno de los grandes periódicos estatales de EE.UU. que el 17 de marzo echó el cierre a su edición física y concentró sus esfuerzos en informar a los usuarios de internet.

La red es sin duda un universo de posibiliades comunicativas, habitualmente un maremagnum de noticias, que sufre de falta de credibilidad en muchos casos. Internet es también un refugio para firmas de prestigio, que pueden seguir escribiendo sobre lo que ocurre alrededor incluso después de ser despedidos, aunque sin el amparo de un grupo mediático que pueda proteger su trabajo cuando tengan entre manos un tema candente. La web es aún un cajón desastre donde cada uno hace la guerra por su cuenta, donde el reportero se expone en primera persona ante los elementos. watergateNo es lo mismo que The Washington Post publique un caso de corrupción o que lo haga un bloguero en su portal de internet, sin duda, no lo es. ¿Se podría destapar un nuevo ‘Watergate’ y sostener la investigación desde un blog? En el futuro quizá, hoy lo dudo.

Este período oscuro económico ha dejado en evidencia la debilidad de los medios para cumplir con rigor con su papel social, insuficientes recursos en la prensa tradicional y demasiada responsabilidad como para cargarla sobre los hombros de los florecientes blogs.

Unas conclusiones que van en la misma sintonía que  el último informe del Pew Project for Excellence in Journalism sobre el estado del periodismo en EE.UU. durante 2008.  Interesante estudio en el que se evidencian los problemas de financiación de los medios, la caída de las investigaciones sobre los políticos y el giro hacia internet, tanto por parte de los grandes grupos mediáticos como, sobre todo, por los periodistas a título personal.

Los enamorados de ese periodismo de “Watergate” podrán disfrutar en unas semanas de “State of Play”, filme en el que Russell Crowe recupera la figura del reportero callejero, de “perro viejo” que hace preguntas incómodas y es incapaz de modernizar sus métodos. Crowe investiga un suceso relacionado con un senador que le llevará a desvelar una historia que no imaginaba. La recomiendo.

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El internet del futuro

por Juan Berga Peregrino mundo, por Juan Berga. Sigue su blog aquí

Internet 2020: consecuencias sociales irregulares

Un centro de investigación americano, el Pew internet and American Life Project, ha emitido un informe de prospectiva para internet en el año 2020. Las evaluaciones del informe coinciden en las mejoras que derivarán del acceso a la red a través de la telefonía móvil y de la mejora de la actual arquitectura (más que de la creación de una nueva): reconocimiento de voz, inteligencia artificial, realidad virtual.

internet-320x200Sin embargo, no parece haber el mismo acuerdo ni similar optimismo sobre las consecuencias sociales de esas mejoras tecnológicas. No cree el informe en unas relaciones humanas más tolerantes o en una mejora drástica de la vida en los hogares.

Tanto la mayoría de los encuestados como los expertos de la muestra consideran una perspectiva negativa: la capacidad de conocernos unos a otros no superará a nuestra capacidad de odio, las diferencias de roles sociales o raciales, afirman.

La transparencia en el comportamiento de personas y organizaciones mejorará. La gente compartirá abiertamente más detalles íntimos de su vida todos los días. Gran parte de lo que sucede en la vida cotidiana será más visible, más transparente y los datos personales llenarán las redes sociales y las bases de datos. El número de cámaras de teléfono móvil y cámaras de vigilancia crecerán exponencialmente; serán extremadamente baratas, sofisticadas, y su uso generalizado. Incluso consideran que la ropa se diseñará a modo de interfaz.

Pero no debemos, dicen, establecer una relación entre este hecho y la integridad de comportamientos. Están empatados en la encuesta, prácticamente, quienes consideran que la mayor transparencia conducirá a una mejora en la calidad ética y quienes no lo creen.

Los consultados vaticinan una cruda batalla entre los defensores del control de la red y de los derechos de autor y los que imaginan sistemas, métodos de copia y defienden la más amplia libertad de contenidos. Tanto expertos como analistas y usuarios son optimistas respecto a la dificultad de los controladores para domar el medio.

Por último, el informe de prospectiva señala la definitiva separación de las divisiones entre tiempo personal y tiempo de trabajo y entre la realidad física y virtual, propias de la economía industrial. Una confusión, dicen los analistas, con notables efectos en las relaciones sociales básicas.

En el ámbito vital se espera un aumento de la brecha digital, un incremento de la violencia y del potencial de adicción: en el ámbito laboral, se remarca, especialmente, las capacidades de control que adquirirán los empleadores sobre los trabajadores en red.

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