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Sin tiempo para la ética

peregrinomundo Peregrino mundo, por Juan Berga. Sigue su blog aquí

Ética y comunicación digital: cerebros incompletos

Ya son varias veces las que trato el funcionamiento del cerebro. Seguramente la comunidad científica, ante las dudas sobre el comportamiento humano, ha decidido analizar si se ha producido alguna mutación que justifique los habituales desmanes de los que es capaz la mente humana.

En esta ocasión comento los resultados de las actitudes cerebrales en materia de ética y las redes sociales. Ni más ni menos que de un Instituto en la Universidad de Southern en California llegan noticias sore el asunto: un estudio sobre emociones y ética.

brainBien es sabido que la ética y las decisiones justas requieren calma y tranquilidad. No me refiero a que haya que suspender la filosofía dos veces ni, como bien habréis aprendido en vuestras aprovechadísimas tardes de bachillerato, que la ética requiera pasarse tardes enteras en el césped, con un libro de Platón bajo el brazo, naturalmente. Lo que quiero decir es que las decisiones éticas deben ser meditadas. Pues bien, los investigadores han reflexionado sobre si la rapidez de respuesta en las redes limita nuestra capacidad cerebral de comportamiento ético. Que luego decís que los científicos no se ocupan de cosas útiles…

Así que se han puesto a analizar el cerebro de trece voluntarios – cabe imaginar que tales voluntarios serían normales, no seáis malpensados-  estimando que el tiempo de reacción va de seis a ocho segundos para empezar a tener una respuesta cerebral, y  que debe ser más larga para ser adecuada en materia de emociones y decisiones éticas y morales.

La conclusión es que el tiempo ligado a elecciones morales no se respeta en la comunicación digital, habitualmente vertiginosa y poco reflexiva. Seguro que ya estaréis maquinando una justificación para las tonterías en cuanto os ponéis delante de Facebook a mirar qué color, personaje, o animal sois.

Sostienen los autores que las acciones y reacciones con implicaciones éticas requieren más tiempo: la tempestad de información produce cerebros incompletos. Ahí está: ésa es la justificación que estabais buscando para cuando vuestros hijos e hijas pretenden llevarse el portátil a su habitación, la playa, o cualquier otro sitio.
O sea, muchachos, ya tenemos culpable para nuestras tonterías: el tiempo de la comunicación digital es el que hace que nuestro cerebro se comporte como si estuviera en formación.

Sugiere el estudio que, en la cultura de los nuevos medios, la rapidez con la que la violencia y el sufrimiento social se presenta, sea en redes, televisión, cine o videojuegos, hace que nuestro cerebro se comporte con indiferencia porque no reacciona.

Vivir lentamente, en suma, ayuda, a reacciones éticas en la red. La pena es que te dejan tirado en el chat: es que no hay manera.

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foto: stock.xchng

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El alma de la fiesta

Resulta que uno no puede evitar ser el alma de la fiesta. No lo digo yo, lo dice un reciente estudio científico. El ADN nos da y nos quita más de lo deseable. Además de colorearnos los ojos o jugar a la ruleta rusa con la calvicie de muchos, nuestro código genético condiciona el lugar que tenemos en nuestras redes sociales. Vamos que el que es el centro de atención no lo puede evitar, ha nacido para ello, ha nacido para estrella.  Más que asombrarme, esta investigación  me produce una sonrisa.

genes-320x200La ciencia, una vez que ha acorralado a los dioses, ha empezado a poner cerco a nuestra capacidad de formarnos como individuos. Si los genes dibujan nuestros talentos y nuestros talantes ¿dónde queda aquello de “hacerse a uno mismo”? Me resisto a creerme reducido a una ecuación de equis e íes por mucho que lo firmen en Harvard o en la Universidad de San Diego.

“El hermoso y complejo patrón de conexiones humanas depende de nuestros genes de forma significativa”, explicó Nicholas Christakis profesor de Sociología de Harvard, uno de los responsables de esta investigación.

Vamos, esto es lo mismo que decir que si los progenitores eran nefastos en la vida social, los vástagos  no llegarán a ser los delegados de la clase, ni la reina del baile, ni el capitán del equipo de fútbol. Qué triste panorama especialmente en un mundo como el nuestro en el que las redes sociales (no solo Facebook) son determinantes para el progreso del individuo. Quien tiene un buen contacto tiene un tesoro, quien es capaz de impresionar a los que le rodean tiene menos probabilidades de quedarse sin trabajo.

fiestaEn definitiva, nuestro mapa genético viene con una brújula para que no perdamos el norte que se nos presupone. A pesar de lo que digan en ese estudio, yo me resisto a perder mi fe en la meritocracia, en que el esfuerzo y la lucha diaria tenga sus frutos. Yo estoy más por creer que cualquiera puede ser el alma de la fiesta… es más, será por fiestas. De esas hay para todos los públicos, perdón, para todos los códigos genéticos.

Puestos a hablar de estudios de resultados discutibles se me ocurrieron un par que, tras una ligera búsqueda, encontré por internet.  Por si alguien no estaba enterado, las mujeres con curvas son más inteligentes que las que tienen una silueta menos voluptuosa; lo dicen los científicos.

Otras investigaciones nos alertaban a los hombres de que al compartir cama con nuestras parejas perdíamos capacidad cerebral. Es decir que cuanto más tiempo durmiendo con una pareja estable, más tontos  nos levantamos. No quiero ni imaginarme cómo estaré en unos años, madre mía.

En fin, concluyendo. Los estudios científicos son como los genes, los dioses y las fiestas. Hay para todos los gustos.

fotografías stock.xchng

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