Posts Tagged Política

España

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Iba a escribir un post sobre España, pero al final decidí ahorrármelo para evitar quebraderos de cabeza, críticas a destiempo y comentarios ultrajantes. Alguno dirá que es cobardía, pero cuando se trata de la madre patria una opinión es como un arma de destrucción masiva, nunca sabes si te va explotar entre las manos. Cuando ejercer la libertad de expresión se convierte en una temeridad, ustedes me disculpen, hago mutis por el foro, achanto la mui, me acojo a la quinta enmienda y me alisto en el equipo de los prudentes.

Tal y como están las cosas, la cautela es una herramienta indispensable para sobrevivir en un ambiente como el español en el que lo que sobran son opiniones. Es como si callarse no fuera una opción y estuviéramos condenados a darle cuerda a la sin hueso sine die. Claro que si todo el mundo habla lo que cabe preguntarse es si alguien escucha. Read the rest of this entry »

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¿Nobel para Obama? Gracias a Bush

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Qué sobresalto esta mañana cuando me entero de que le han concedido el Nobel de la Paz a Obama. Mira que simpatizo con el nuevo presidente de EEUU pero, ¿el Nobel? Ciertamente, no se lo merece. Al menos no ahora.

Con un país en guerra en Irak y Afganistán y tras menos de un año al frente de la Casa Blanca, la gestión de Obama está muy verde como para merecer un reconocimiento. A estas alturas lo único que se puede valorar son sus loables intenciones, el buen “talante” -como dirían algunos-, pero eso son castillos en el aire. Los científicos necesitan demostrar sus aportaciones a la humanidad con hechos y avances revolucionarios antes de ser candidatos a un Nobel. El premio para Obama es lo mismo que galardonar a un investigador simplemente por querer encontrar la vacuna del sida o del cáncer. No tiene ningún sentido. Read the rest of this entry »

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Moore se repite

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Capitalism: A Love Story es un documental que merece la pena aunque no es la mejor de las producciones de Moore, posiblemente es una de las más flojas. Durante más de dos horas de película este crítico realizador describe los últimos abusos de Wall Street, los tejemanejes en Washington para salvar la banca, la impunidad, el sufrimiento de los ciudadanos incapaces de pagar su hipoteca y otras injusticias habitualmente recogidas en la incomprensible letra pequeña de los contratos financieros, en el mejor de los casos. Una historia conocida y reciente para un público que acude al cine ya indignado por cómo funciona el sistema económico y social actualmente en EEUU y al que Moore es incapaz de ofrecer demasiadas novedades.

El argumento fluctúa en interés como las acciones en el mercado de valores, destapa algunas vergüenzas poco conocidas de las entidades bancarias pero recurre a titulares, imágenes de archivo, tira otra vez de Bush en busca de culpables y se aferra al “Yes we can” de Obama.

Moore retoma en este documental su tema favorito (después de Bush): las grandes corporaciones y sus tramas para dominar el mundo, argumento que tocó en su debut con Roger & Me (1986), The Big One (1997), Fahrenheit 9/11 (2004) o Sicko (2007), aunque con menos frescura de lo habitual. Read the rest of this entry »

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Obamanitis

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Obama está en todas partes, omnipresente como un dios. Quizá por eso un 10 por ciento de los estadounidenses cree que el actual inquilino de la Casa Blanca es el anticristo; solo un 8 por ciento piensa lo mismo de George W. Bush. Lo cierto es que Barack, casi un año después de las elecciones que le dieron la presidencia, sigue sin deshacer el petate de campaña y multiplica las aparaciones públicas para defender sus causas en primera persona.

En marzo se recorrió las televisiones nacionales de EEUU para explicar una y otra vez su plan de rescate multimillonario contra la crisis, el primer Obamathon (telemaratón de Obama, revista Time), al que siguió otro asalto masivo a la pequeña pantalla en septiembre, esta vez para tratar de ganar apoyos con el fin de sacar adelante su reforma del sistema sanitario.

Unas comparecencias que compagina con sus obligadas visitas a foros nacionales e internacionales y que se fundamentan en la confianza del presidente en su oratoria, la misma que le aupó al poder arropado por un uso inteligente del multimedia y en 2008 desató la Obamanía o el forofismo incondicional a favor del demócrata. Read the rest of this entry »

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Obama podría "desenchufar" internet

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Internet, vaya con internet. Estamos metidos en el ciberespacio hasta la coronilla, un universo con el que nos vamos atragantando, incluso aunque procuremos estar actualizados. La fascinante herramienta web viene sin libro de instrucciones y su regulación casi brilla por su ausencia. La red es el “far west” del siglo XXI donde una legión de usuarios vamos lanzados hacia la “conquista” de este singular Oeste mayoritariamente americano (estadounidense, quiero decir). Un mundo con muchas oportunidades y pocos “sheriffs” que pone nervioso a Washington, corrijo, muy nervioso.
El pasado miércoles 1 de abril dos senadores, el demócrata John Rockefeller y la republicana Olympia Snowe, presentaron The Cybersecurity Act of 2009, una propuesta de ley que incide en la gran amenaza que supone internet para la seguridad nacional de EE.UU. Entre las medidas que se sugieren destaca la postestad presidencial para apagar o limitar el tráfico en la web en caso de emergencia o el acceso a información privada confidencial a criterio del secretario de estado de Comercio.

Esta iniciativa sería como poner en el despacho oval un botón rojo para conectar o desconectar la web según losboton2 intereses estadounidenses sin ni tan siquiera pasar por el Congreso de EE.UU., o exponer nuestras miserias y secretos protegidos con las claves más indescifrables a la curiosidad de un político en función de las estrategias de turno para luchar contra el ciberterrorismo. Todo sin necesidad de pedir permiso a nadie.

El presidente, en el plazo de un año después de la aprobación de esta ley, podrá desarrollar un a estrategia  de ciberseguridad comprensible que  podrá incluir una visión a largo plazo del futuro de la ciberseguridad nacional y un plan que englobe todos los aspectos de seguridad nacional, incluyendo la participación del sector privado, operadores y gestores fundamentales; puede declarar una emergencia de ciberseguridad y ordenar la limitación o apagado del tráfico de internet desde o hasta cualquier infraestructura de información del gobierno Federal o  red o sistema estadounidense; puede designar una agencia para que se responsabilice de coordinar la respuesta y la restauración de cualquier infraestructura fundamental afectada por una declaración de emergencia de ciberseguridad […]; puede ordenar la desconexión de cualquier infraestructura de información estadounidense o del gobierno Federal en defensa de la seguridad nacional.

Éste es un extracto de la propuesta de ley (sección 18, Autoridad y responsabilidades en ciberseguridad, pág. 43)  que también apuesta por la creación de un asesor presidencial en materia de ciberseguridad. Si bien es entendible que cualquier país, especialmente el más poderoso del mundo, quiera tomar medidas contra posibles ciberamenazas es cuestionable si estas medidas, que afectarían a toda la red ya que la mayor parte de los movimientos en internet nacen o pasan por EE.UU., son de recibo por cualquiera que tenga dos dedos de frente.

Si por algo internet se ha convertido en una revolución es porque permite a cualquiera navegar, emitir contenidos e intercambiar información con un coste muy bajo y un grado de libertad muy elevada. Internet es lo que es por las posibilidades que les da a los usuarios para construir la red, generar aplicaciones, etc. Un cierre provisional de la red, o la posibilidad de que eso ocurra, tendría también un efecto desestabilizador en la economía que cada vez vive más en el mundo virtual.

La propuesta de ley, que parece sacada de la era del miedo promocionada por la Administración Bush, fue justificada por Rockefeller y Snowe como una vía ineviatable para enfrentarse con los delincuentes de la web.

“Debemos proteger nuestras inraestructuras fundamentales a cualquier precio -desde nuestra agua a nuestra electricidad, banca, señalización y los registros de sanidad virtuales- la lista continúa”, dijo el demócrata. “Si fracasamos en actuar con rapidez, nosostros, lamentablemente, nos arriesgamos a un ciber-Katrina”, explicó Snowe.

Evidentemente también hay voces que alertan sobre el excesivo control que daría a la Casa Blanca esta ley en caso de aprobarse, que atentaría directamente contra los derechos fundamentales que se presuponen a un país democrático forjado en la defensa de las libertades civiles.

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La caída del "cuarto poder"

La crisis económica tiene su rostro más visible en el desempleo. Todos los sectores se ven afectados por el recorte de plantillas, desde las finanzas al mundo del automóvil, desde la construcción al turismo; una lista de víctimas entre las que no falta, por supuesto, el periodismo. Las cifras son espantosas. En España, por ejemplo,  un 16 por ciento de estos profesionales buscan trabajo y más de 2.000 reporteros han sido despedidos desde que se desató el cáncer crediticio. En EE.UU.  30.000 “plumillas” se quedaron en la calle durante 2008 y las cosas no pintan bien para este año en vista de que los recortes de personal siguen a la orden del día. El grupo Tribune (poseedor de cabeceras como LA Times, Chicago Tribune y muchos otros), CNN, Conde Nast (revistas como Vanity Fair, Vogue) o Time, por citar unos cuantos,  se han desprendido de parte de sus equipos para superar el mal trago económico.  La cosa está mal en todas partes, la prensa no iba a ser menos ¿no? Sin embargo bajo este “fusilamiento” de periodistas subyacen unos efectos secundarios de alcance que van más allá de la reducción de las páginas de un periódico: la crisis está minando la capacidad de los medios de comunicación para cumplir su papel de vigilante de los políticos, está torpedeando la línea de flotación del “cuarto poder”.

En EE.UU., país de referencia en el periodismo de investigación, las bajas de reporteros de renombre (de altos salarios) ha hecho que varios articulistas comiencen a preocuparse por la salud de la cobertura informativa que se hace de la gestión de las autoridades.

James Rainey del LA Times señalaba en esa dirección en su columna del día 20 de marzo.

“Los periódicos continúan, hasta cierto punto,  con su papel histórico de conducir y dar forma al debate políticopress pero han rebajado drásticamente sus plantillas, a menundo perdiendo a sus reporteros más experimentados (y con el salario más alto), debido a la espantosa recesión y la fuga de publicidad a internet”, comentó Rainey, a quien varios asesores políticos aseguraron que el efecto de la crisis se está dejando notar ya en la calidad de la información que logran los periodistas de las autoridades.

La primera consecuencia visible es que los partidos están utilizando la irrupción en escena de jornaleros de la información poco experimentados  para “venderles” como noticias contenidos propagandísticos que antes tendrían que haber pagado para verlos publicados en papel.

Un panorama que poco se parece a las condiciones en las que trabajaron Woodward y Bernstein  para destapar el escándalo Watergate en The Washington Post en 1972. Es cuestionable si a día de hoy algún medio está en disposición de dedicar tantos recursos a investigar un caso similar y esto es algo preocupante, además de triste.”Imagina que conduces por la 5 (una autopista interestatal estadounidense). Solía haber un par de patrulleros de la policía para mantener a la gente bajo control. Ahora se han ido y todo el mundo lo sabe. Esto puede desenvocar rápidamente en una situación parecida a ‘Mad Max’ (clásico del cine sobre una sociedad apocalíptica donde regía la ley del más fuerte)” dijo Chris Lehane, veterano consultor del partido Demócrata, quien no dudó en calificar a los periodistas como los agentes de la ley de la política que velan porque los gobernantes no se emborrachen de poder.

Es indudable que las altas fiebres que sufre el periodismo por culpa de la crisis pueden tener otra lectura  y ser el principio de un cambio -para muchos inevitable- del papel a la web. En la vanguardia de esta transición está el Seattle Post-Intelligencer, uno de los grandes periódicos estatales de EE.UU. que el 17 de marzo echó el cierre a su edición física y concentró sus esfuerzos en informar a los usuarios de internet.

La red es sin duda un universo de posibiliades comunicativas, habitualmente un maremagnum de noticias, que sufre de falta de credibilidad en muchos casos. Internet es también un refugio para firmas de prestigio, que pueden seguir escribiendo sobre lo que ocurre alrededor incluso después de ser despedidos, aunque sin el amparo de un grupo mediático que pueda proteger su trabajo cuando tengan entre manos un tema candente. La web es aún un cajón desastre donde cada uno hace la guerra por su cuenta, donde el reportero se expone en primera persona ante los elementos. watergateNo es lo mismo que The Washington Post publique un caso de corrupción o que lo haga un bloguero en su portal de internet, sin duda, no lo es. ¿Se podría destapar un nuevo ‘Watergate’ y sostener la investigación desde un blog? En el futuro quizá, hoy lo dudo.

Este período oscuro económico ha dejado en evidencia la debilidad de los medios para cumplir con rigor con su papel social, insuficientes recursos en la prensa tradicional y demasiada responsabilidad como para cargarla sobre los hombros de los florecientes blogs.

Unas conclusiones que van en la misma sintonía que  el último informe del Pew Project for Excellence in Journalism sobre el estado del periodismo en EE.UU. durante 2008.  Interesante estudio en el que se evidencian los problemas de financiación de los medios, la caída de las investigaciones sobre los políticos y el giro hacia internet, tanto por parte de los grandes grupos mediáticos como, sobre todo, por los periodistas a título personal.

Los enamorados de ese periodismo de “Watergate” podrán disfrutar en unas semanas de “State of Play”, filme en el que Russell Crowe recupera la figura del reportero callejero, de “perro viejo” que hace preguntas incómodas y es incapaz de modernizar sus métodos. Crowe investiga un suceso relacionado con un senador que le llevará a desvelar una historia que no imaginaba. La recomiendo.

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Cuando los dioses visitan Teotihuacán

noticias-y-puntologo Blog colaborador Noticias y Punto, visítalo aquí.

Cuando los dioses visitan Teotihuacán

Hace algunos días se suscitó una situación en la zona arqueológica de Teotihuacán (México) que provocó la evacuación del lugar de miles de turistas. Se les hizo bajar con megáfonos y acarreo de las pirámides para despejar de inmediato la Calzada de la Muerte. Extranjeros de Colombia, Italia, Alemania y de otros países, así como el turismo nacional tuvieron que salir del sitio con apremio. Durante casi una hora, la ciudad de los dioses se quedó sin gente y a total disposición de dos parejas y su comitiva. Se trataba de una espontánea visita del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy y su esposa y de los anfitriones mexicanos, el presidente Felipe Calderón y su mujer. Seguramente el sitio no había hecho valer su función originaria desde que los sacerdotes aztecas de siglos pasados celebraban sus sacrificios o entregaban ahí sus ofrendas a los dioses. Es de suponer, que en este entonces, el lugar era zona exclusiva para los poderosos. sarkozyCon la llegada de Calderón y Sarkozy se volvió al pasado, y aunque no celebraron ningún sacrificio, ellos con sus mujeres, dejaron en claro quiénes son los dioses hoy en día. Tanto Calderón como Sarkozy son presidentes elegidos democráticamente por los ciudadanos de sus naciones. De hecho, el presidente de Francia representa justamente a aquella nación, donde Robespierre manifestó en 1794: “La democracia es un Estado en el que el pueblo soberano, guiado por leyes que son de obra suya, actúa por sí mismo siempre que le es posible, y por sus delegados cuando no puede obrar por sí mismo.” teotihuacanDurante el lapso de una hora los dos presidentes y sus esposas dejaron entrever ante la prensa y el mundo de manera manifiesta, que Teotihuacán siempre ha sido un centro donde no hay lugar para los mortales. Para que el presidente electo de México pudiera guiar a su exquisita visita por la ciudad de los dioses, el pueblo, supuestamente soberano, tuvo que ceder de manera callada ante la mayor preocupación que tienen nuestros líderes de hoy: el miedo de estar cerca a aquellos, que los eligieron.

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Tensión en el Tíbet como hace 50 años

juan-palopJuan Palop, sigue su blog asiático aquí

Marzo, mes maldito en Pekín

Marzo promete ser un mes complicado para Pekín. En unos días, coincidiendo con la grandilocuente celebración de la Asamblea Nacional del Pueblo, comenzarán en el altiplano tibetano las conmemoraciones de medio siglo de represión china. En marzo de 1959, el Ejército de Liberación Popular entró a sangre y fuego en Lhasa y sofocó una poderosa revuelta popular. En la masacre murieron 90.000 personas y la esperanza de que el antiguo reino de los Himalaya pudiese regularse con cierta autonomía dentro de la República Popular, como se había acordado ocho años antes. Tenzin Gyatso, el actual Dalai Lama, marchó al exilio para no volver.

potala-320x200Los ecos de aquella brutal represión siguen presentes. El año pasado, aprovechando que el mundo entero tenía los ojos puestos en la China olímpica, el rescoldo de aquella rebelión volvió a avivarse. El resultado: más de un centenar de muertos (veinte, según Pekín), miles de detenidos y la confirmación de que, a pesar de la apertura económica, el Partido Comunista chino sigue instalado en el más rancio y trasnochado autoritarismo. Las flagrantes violaciones de los Derechos Humanos de aquellos días, desde las detenciones arbitrarias hasta el vacío informativo, dejaron en evidencia las cloacas del poder en el que se sustenta Pekín a tan sólo unos meses de su puesta de largo ante la comunidad internacional.

La situación en la actualidad es aún mas tensa que el año pasado, me cuenta Aritz Parra, un periodista español que lleva más de tres años trabajando en China y ha viajado recientemente por la zona. Las protestas ya han empezado a extenderse, aunque de manera sutil, por la periferia de la meseta tibetana y los controles se han incrementado de forma notable en previsión de disturbios. La situación podría degenerar en violencia en cualquier momento.

Da la sensación de que Pekín está asustado. Que es consciente de que su poder se sustenta únicamente en la fuerza y de que su doble estrategia, la de la mejora económica -la inyección de miles de millones de yuanes y la construcción de modernas infraestructuras- y la de la disolución cultural -la inmigración incentivada de chinos de raza Han a la región- ha fracasado. Los tibetanos, uno de los pueblos más espirituales que he visto, no se sienten tentados en absoluto por el pragmatismo chino. Las ansias de autogobierno, aunque sea bajo los designios de un líder religioso de tintes feudales, siguen ahí, intactas, como hace medio siglo. Y con ellas, las de muchas otras minorías étnicas en China.

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Hechos consumados

Somos consumidores de hechos consumados. Víctimas de la doctrina del caradura, la que sigue el espíritu mafioso del “primero dispara y luego pregunta”. Forma parte de nuestro ADN ciudadano. El abuso del sinvergüenza se ha convertido en un pequeño precio a pagar por la convivencia pacífica. Un pacto silencioso en el que los dóciles y cívicos ponen reclamaciones sobre papel mojado mientras los causantes del mal se frotan las manos satisfechos por salirse con la suya, o ponen cara de inocente y el grito en el cielo cuando se les da caza.

Uno tiene la sensación de que ser buen ciudadano no sale a cuenta gran parte de las veces.
Al final quedan tres opciones vitales: llevar el cuchillo entre los dientes un día sí y otro también, vivir resignado a poner la otra mejilla, o entrar en el juego suicio y pasar de víctima a verdugo. La primera, la figura del justiciero social, garantiza la infelicidad más absoluta bajo un régimen permanente de cabreo; la segunda ofrece la tranquilidad de la oveja refugiada en su rebaño y el consuelo de saber que casi todos somos víctimas en algún momento; la tercera es un arma de doble filo que puede generar satisfacción a corto plazo, pero que suele venir acompañada de una buena ración de remordimientos que tarde o temprano suelen hacer su efecto. Para ser un canalla hay que tener estómago, y no todo el mundo lo tiene.

colaEstos roles son fácilmente imaginables en cualquier cola de supermercado. Hay quienes pasan por delante del resto, armados de decisión, con la cabeza alta, transmitiendo un aura de razón y dispuestos a evitar la tediosa espera. Si nadie les dice nada, objetivo cumplido. Un clásico en esto de los hechos consumados. Usualmente, muchos de los que están guardando el orden miran para otro lado para evitar la situación violenta y se preguntan en silencio si esa persona estaba primero, si era familia del dependiente o si estaba en su derecho porque “como nadie dice nada”. Si alguno de los presentes se solivianta suele hacerlo en solitario, con algunos apoyos tímidos del resto que piensan que esa no es su guerra, y suele concluir con el caradura reculando; si bien no hasta el lugar que le correspondería. En definitiva: el que trata de aprovecharse de los demás suele sacar tajada y mejorar su situación.

Si traducimos los pequeños altercados diarios a una escala global, aunque cambien los protagonistas, los papeles se mantienen y los resultados también.

Una variable se acentúa, la estrategia de los hechos consumados suele estar vinculada a los que tienen más poder, a los que ponen las leyes para que las cumplan otros.

Un ejemplo de manual ha sido el plan ruso de invadir Georgia o de cerrar el grifo del gas a Ucrania, dejando congelada media Europa. Con excusas un tanto sibilinas, el gobierno mecido por Putin hizo bueno el “primero dispara y después pregunta”. No le gustaba lo que ocurria en la ex república soviética y entró con los tanques mientras la comunidad internacional miraba para otro lado o presentaba una queja al libro de reclamaciones de Naciones Unidas. Que es, como dirían en mi tierra, como reclamar al “maestro armero”. Nada de nada. Ahora decidió enfriar los ánimos europeos como punto de partida para negociar un acuerdo de precios sobre el gas. Una jugada inteligente para salirse con su objetivo, pero fuera de cualquier normativa de buena vencidad. Nuevamente, ganaron los hechos consumados.

En la misma línea actúa Israel, país dispuesto a reclamar sangre palestina para resarcirse de los ataques terroristas de Hamas. No solucionará el problema en Oriente Próximo, pero al menos calmará sus ansias de venganza. Es absurdo esperar represalias internacionales. El ataque israelí terminará cuando lo consideren oportuno. Luego vendrán los acuerdos de paz, que se romperan, de nuevo, cuando interese. Por la misma regla de tres, se me ocurre que la fuerza de los palestinos estaría en organizarse y cruzar todos el mismo día a la misma hora las fronteras isralíes. Una marcha verde estilo marroquí en el Sahara Occidental transportada a la franja de Gaza. No hay suficientes balas para frenar semajante avance. Tampoco acabaría con el conflicto, pero fastidiaría.

Otro experto en hechos consumados es EEUU que atacó Irak por su cuenta y riesgo o que abrió la prisión de Guantánamo para evitar su propio sistema legal, por citar un par. Las políticas nucleares de Irán y Corea del Norte siguen el mismo principio: “yo lo hago y luego ya veremos”. La lista de estos actores es interminable.

En todos los casos, estos países actuarían con el perfil del que abusa, del que aplica la doctrina de hechos consumados. Un papel que alterna con el de mirar hacia el otro lado cuando interesa. El rol del que protesta suele recaer en naciones pequeñas y débiles, que aún creen que la ONU es un organismo que merece confianza, y también la Union Europea.

La institución comunitaria vive enterrada bajo papelos, reuniones ministeriales, encuentros bilaterales, cumbres y recumbres, casi siempre borrascosas, que sirven para aumentar la burocracia, hacer un par de fotos, hablar de derechos humanos, dar palmaditas en la espalda y proyectar ilusión en la bondad de los actores internacionales. No se trata de ingenuidad, sino de falta de acuerdos internos para tener una visión común que les permita convertirse en abusadores, como el resto.

Pocas veces la UE ha sido eficaz para apaclar los ánimos de los sinvergüenzas, que al igual que en la cola del supermercado, suelen salir ganando algo incluso cuando parece que pierden. Los remordimientos brillan por su ausencia.

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Fotografía de stock.xchng

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Israel y Palestina, una derrota compartida

En esto del conflicto entre Israel y Palestina es fácil tomar partido, así, en caliente. Yo también lo hago, a veces con doble ración de indignación. Un inncesario desgaste de bilis que tiende a polarizar la forma en la que vemos el mundo. Si algo sobra en Oriente Próximo eso es taza y media de maniqueismo. A estas alturas de la película, y parrafraseándo el acertado clásico bíblico, “quién esté libre de pecado que tire la primera piedra” (y será por piedras y pecadores -aunque sean por lo civil-). De nada sirve buscar culpables porque después de 60 años de enfrentamientos todos los países son responsables o por activos, o por pasivos. cupula-de-la-rocaIgualmente inútil es acudir al origen histórico del problema que, si bien sería lo más justo, no resultaría práctico. A ver quién le dice a alguna de las partes enfrentadas que haga las maletas porque lo manda la prosaica ley del “yo estaba aquí antes”. A mi modo de ver, la única forma de terminar con este drama es a través de una derrota compartida. Solo asumiendo serenamente que todos pierden se puede alcanzar un estado mental que permita pasar página. Quizá el fracaso del rival reconforte lo suficiente para olvidar el propio.
Otra cosa sería ejecutar semejante plan. Se necesitaría, en primer lugar, de la implicación de EE.UU.. Que la Administración estadounidense estuviese dispuesta a dar la espalda a Israel en sus políticas con la misma firmeza con la que quiere acabar con el terrorismo de Hamas y sucedáneos. Los países contrarios a la nación judía deberían aceptar su existencia y su derecho sobre parte de la llamada “tierra santa”, incluidos los propios palestinos, responsables últimos de aplacar las acciones violentas de sus conciudadanos.
En vista de que las palabras, los diálogos y las conversaciones de paz han demostrado su ineficacia, resultaría baladí hacer un nuevo llamamiento a la cordura si los medidadores no dejasen de ser un actor en la sombra para convertirse en árbitro con capacidad de imponer unas condiciones. Esto seguramente echaría a la Unión Europea fuera de este concierto. Si por algo se caracterizan las relaciones internacionales de la UE es por perderse en palabras y gestos simbólicos que de poco sirven cuando hay que meterse en una refriega para poner orden. Digamos que todo recaería, como suele ser habitual, en la voluntad de respuesta de EE.UU.. Los cascos azules tendrían sentido solo si los estadounidenses les cubriesen las espaldas. Al fin y al cabo, las misiones de paz de los contingentes de la ONU solo han probado ser eficaces cuando los bandos apuestan por el fin de las hostilidades, si ese panorama no se produce, los soldados de las fuerzas multilaterales se convierten en comparsas del conflicto.
Israel tendría que abandonar los asentamientos y renunciar a parte del que ahora es su territorio, conquistado a base de expansiones paulatinas y varias guerras con países árabes. Palestina se convertiría en un Estado con un territorio unido. Ambos países cederían la gestión de los principales recursos naturales del área a un organismo gestor nombrado por Naciones Unidas, entidad que se responsabilizaría de la seguridad en la zona. Jerusalem se convertiría en una ciudad Estado, zona neutral regulada por la ONU y sus fuerzas de seguridad. Palestina e Israel renunciarían a tener ejército. Nuevamente su seguridad dependería de los contingentes internacionales que deberían trabajar bajo una resolución que les autorizase a ejercer el uso de la fuerza en caso necesario.  Unas medidas que conllevan riesgo, pero me atrevería a  decir que menos que dejar las cosas como están.
La llamada comunidad internacional, responsable de lo que ocurre en Oriente Próximo, sufragaría los costes económicos que se asumirían como un precio pequeño a pagar por terminar con el sufrimiento de la población civil de la zona.
Fijaría el mandato de la ONU en 50 años, con posibilidad de prórroga si fuese necesario.
El mundo no es justo, esta idea tampoco, pero ya no se trata de justicia ni de derechos, solo de soluciones. En cualquier caso, se haga lo que se haga tiene que aplicarse con firmeza, unidad, capacidad coercitiva y visión a largo plazo. Le guste o no a los dirigentes palestinos, a los políticos israelíes o a la comunidad internacional.
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