Posts Tagged Casa Blanca

¿Nobel para Obama? Gracias a Bush

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Qué sobresalto esta mañana cuando me entero de que le han concedido el Nobel de la Paz a Obama. Mira que simpatizo con el nuevo presidente de EEUU pero, ¿el Nobel? Ciertamente, no se lo merece. Al menos no ahora.

Con un país en guerra en Irak y Afganistán y tras menos de un año al frente de la Casa Blanca, la gestión de Obama está muy verde como para merecer un reconocimiento. A estas alturas lo único que se puede valorar son sus loables intenciones, el buen “talante” -como dirían algunos-, pero eso son castillos en el aire. Los científicos necesitan demostrar sus aportaciones a la humanidad con hechos y avances revolucionarios antes de ser candidatos a un Nobel. El premio para Obama es lo mismo que galardonar a un investigador simplemente por querer encontrar la vacuna del sida o del cáncer. No tiene ningún sentido. Read the rest of this entry »

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Basta ya de… Bo, la mascota Obama

Será de Obama y será muy mono, no digo que no, pero no deja de ser un perro. Tras el furor inicial ya pensaba que lo de Bo estaba superado: error. Resulta que con los 100 días de Barack como presidente se está volviendo a pasear ese “aguas portugués” por la actualidad mediática. No, si ya sé, Bo es la nota de color para equilibrar un sesudo análisis sobre el primer trimestre Obama, sin liquidez y con exceso de gripe.  Pero es que  sabemos más del can que del trabajo del vicepresidente. Está muy bien que lo eduquen, que venga de los Kennedy, que sea un “nervio” puro o que amenace el  huerto de la primera dama. Me preocupa más que sabotee el sueño del que más manda por este planeta nuestro. Lo asombroso del caso es que seguramente Bo es el único mamífero que puede hacer sus necesidades en el jardín de la Casa Blanca sin que se monte un escándalo y con alguien detrás para recoger el regalito. De eso nadie escribe.

El plumilla.

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Obama podría "desenchufar" internet

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Internet, vaya con internet. Estamos metidos en el ciberespacio hasta la coronilla, un universo con el que nos vamos atragantando, incluso aunque procuremos estar actualizados. La fascinante herramienta web viene sin libro de instrucciones y su regulación casi brilla por su ausencia. La red es el “far west” del siglo XXI donde una legión de usuarios vamos lanzados hacia la “conquista” de este singular Oeste mayoritariamente americano (estadounidense, quiero decir). Un mundo con muchas oportunidades y pocos “sheriffs” que pone nervioso a Washington, corrijo, muy nervioso.
El pasado miércoles 1 de abril dos senadores, el demócrata John Rockefeller y la republicana Olympia Snowe, presentaron The Cybersecurity Act of 2009, una propuesta de ley que incide en la gran amenaza que supone internet para la seguridad nacional de EE.UU. Entre las medidas que se sugieren destaca la postestad presidencial para apagar o limitar el tráfico en la web en caso de emergencia o el acceso a información privada confidencial a criterio del secretario de estado de Comercio.

Esta iniciativa sería como poner en el despacho oval un botón rojo para conectar o desconectar la web según losboton2 intereses estadounidenses sin ni tan siquiera pasar por el Congreso de EE.UU., o exponer nuestras miserias y secretos protegidos con las claves más indescifrables a la curiosidad de un político en función de las estrategias de turno para luchar contra el ciberterrorismo. Todo sin necesidad de pedir permiso a nadie.

El presidente, en el plazo de un año después de la aprobación de esta ley, podrá desarrollar un a estrategia  de ciberseguridad comprensible que  podrá incluir una visión a largo plazo del futuro de la ciberseguridad nacional y un plan que englobe todos los aspectos de seguridad nacional, incluyendo la participación del sector privado, operadores y gestores fundamentales; puede declarar una emergencia de ciberseguridad y ordenar la limitación o apagado del tráfico de internet desde o hasta cualquier infraestructura de información del gobierno Federal o  red o sistema estadounidense; puede designar una agencia para que se responsabilice de coordinar la respuesta y la restauración de cualquier infraestructura fundamental afectada por una declaración de emergencia de ciberseguridad […]; puede ordenar la desconexión de cualquier infraestructura de información estadounidense o del gobierno Federal en defensa de la seguridad nacional.

Éste es un extracto de la propuesta de ley (sección 18, Autoridad y responsabilidades en ciberseguridad, pág. 43)  que también apuesta por la creación de un asesor presidencial en materia de ciberseguridad. Si bien es entendible que cualquier país, especialmente el más poderoso del mundo, quiera tomar medidas contra posibles ciberamenazas es cuestionable si estas medidas, que afectarían a toda la red ya que la mayor parte de los movimientos en internet nacen o pasan por EE.UU., son de recibo por cualquiera que tenga dos dedos de frente.

Si por algo internet se ha convertido en una revolución es porque permite a cualquiera navegar, emitir contenidos e intercambiar información con un coste muy bajo y un grado de libertad muy elevada. Internet es lo que es por las posibilidades que les da a los usuarios para construir la red, generar aplicaciones, etc. Un cierre provisional de la red, o la posibilidad de que eso ocurra, tendría también un efecto desestabilizador en la economía que cada vez vive más en el mundo virtual.

La propuesta de ley, que parece sacada de la era del miedo promocionada por la Administración Bush, fue justificada por Rockefeller y Snowe como una vía ineviatable para enfrentarse con los delincuentes de la web.

“Debemos proteger nuestras inraestructuras fundamentales a cualquier precio -desde nuestra agua a nuestra electricidad, banca, señalización y los registros de sanidad virtuales- la lista continúa”, dijo el demócrata. “Si fracasamos en actuar con rapidez, nosostros, lamentablemente, nos arriesgamos a un ciber-Katrina”, explicó Snowe.

Evidentemente también hay voces que alertan sobre el excesivo control que daría a la Casa Blanca esta ley en caso de aprobarse, que atentaría directamente contra los derechos fundamentales que se presuponen a un país democrático forjado en la defensa de las libertades civiles.

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Obama, no me gustaría estar en tu pellejo

Estimado Barack Obama,

No me gustaría estar en tu pellejo. Aún no has puesto el pie en la Casa Blanca -salvo de visita- ni aliviado los sufrimientos de los estadounidenses pero ya has disfrutado del sabor de la victoria; sin duda un juego peligroso. Hombre del año en 2008, te has ganado la simpatía de (casi) todos, incluidos dirigentes contrarios a Estados Unidos como los Castro cubanos y parte de la comunidad islámica. Has recubierto tu figura de esperanza y consagrado tu sermón al “Yes we can”; ahora repetido como una oración por millones de fieles. Eres un profeta en la política del nuevo milenio y ya te comparan con el malogrado JFK. Chapoteas en un océano de halagos mientras te arrastra una corriente parsimoniosa, sin mácula, al abismo de la presidencia legada por G.W.Bush.
obama-calabazaTu pasado reciente te avala, tu talante cautiva, tus planes convencen. Una estupenda carta de presentación pero un pésimo precedente. Ha llegado el momento de hacer honor a tus buenas palabras. Lo cierto es que ya eres un héroe del cambio sin haber cambiado nada. Tu lista de tareas asusta tanto como las expectativas generadas sobre tu persona. Una ecuación que inevitablemente conducirá a la decepción, la frustración y acto seguido a las críticas. Prepárate para la tormenta, Obama, porque se anuncia temporal en 2009. Como digo, no me gustaría estar en tu pellejo.
Por muy optimista que uno sea, resulta ilógico pensar que el nuevo presidente estadounidense pueda zanjar sin dolor y sin polémica los cánceres que afectan a EE.UU. y por extensión al resto del mundo.
Tendrás que remangarte la camisa y meterte en el fango para desatascar la economía sin maltratar aún más a las familias con menos renta. Necesitarás emplear mucha mano izquierda y enseñar los dientes para calmar Irak sin azuzar la caldera del fundamentalismo mientras buscas al desaparecido Bin Laden y tratas de que el conflicto de Oriente Medio no se extienda más allá de Afganistán.
No me cabe duda de que tu lista de enemigos crecerá cada día, tomes las decisiones que tomes, porque nunca se puede satisfacer a todo el mundo. Elige bien tus pasos porque caminarás al borde del precipicio. Los que ahora te dan palmaditas en la espalda luego pueden pasar a empujarte por la pendiente.
Si eres un buen tipo, como se presume de la imagen que proyectan de ti, elegirás el sendero difícil, el de enfrentarte a los poderes establecidos que han puesto patas arriba las finanzas, que sacan tajada de las guerras, que especulan con la salud del ciudadano y con el medio ambiente por un puñado de billones de dólares. Si tienes el valor de hacerlo, vigila tu espalda. Los buenos tipos suelen acabar traicionados. La historia ofrece numerosos ejemplos de cómo el statu quo mandaba a la cruz, a la hoguera, a la horca o al paredón a quienes mostraban suficientes arrestos como para ser una amenaza.
Si nos tienes engañados, pronto saldremos de dudas. En cualquier caso, no me gustaría estar en tu pellejo.
Cuando el día 20 de enero se concrete tu nombramiento presidencial, rodeado de caras amables, famosos de Hollywood y miles de seguidores, disfruta del momento. A partir de ahí la cosa se pondrá fea y tendrás poco cuerpo para fiestas.
Has dejado entrever tus buenas maneras al publicar en la red la lista de donantes para los festejos de tu proclamación. Algo inédito en Washington. Eres consciente de la importancia de la web, otra novedad que puede aportar frescura a la forma de gobernar y tratar con los ciudadanos. Esperemos que se confirme durante la legislatura y se te acabe recordando, entre otras cosas, como “Obama, el presidente internauta”.
No sé si eres supersticioso pero por si acaso toca madera. Guarda los amuletos que te dieron tus votantes durante la campaña electoral, puede que te hagan falta. Si tomaste las doce uvas para cambiar el año, como te recomendaban en un vídeo viral desde España para atrapar la buena suerte, algo que te llevas.
Recuerda que tu surgimiento y victoria fue posible gracias al caos originado por Bush. Sin su nefasta gestión el fenómeno Obama no habría sido posible, al menos, pienso yo, en 2008. Ten presente sus errores porque eres el remedio escogido para restaurar la cordura; si es que es posible.
Veremos qué tal sale 2009, confío en que no te coja empachado de éxito o con resaca de gloria. En cualquier caso, Obama, no me gustaría estar en tu pellejo.

Fernando Mexia, El plumilla

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