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El Mundial al rescate

Vuelve el Mundial, por  fin. Una alegría para los apasionados del fútbol, aunque sea desde el sofá, que llega con un pan debajo del brazo. Y es que la cita deportiva más importante del planeta, con permiso de las Olimpiadas,  va a suponer un alivio para las atormentadas economías de los países desarrollados y, sobre todo, para sus políticos. Eso es un hecho.

Una vez que empiece a rodar el balón el 11 de junio en Sudáfrica, la maquinaria mediática global pondrá la crisis en el congelador para llenarse de titulares grandiolcuentes, forofistas y tremendistas a partes iguales, que invitarán a los ciudadanos a concentrar su rabia y su ilusión en que el esférico toque el fondo de la red. Si la fe mueve montañas, el fútbol puede mover el mundo, al menos un poco.

El país que gane la ambicionada copa verá crecer su PIB una media de un 0,7 por ciento con respecto al año anterior, según cifras de un informe publicado en 2006 por el banco holandés ABN Amro después de estudiar el impacto económico de esta competición en los diferentes países a lo largo de la Historia. Read the rest of this entry »

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Otoño petardo

kubelick Kubelick, visita su blog aquí

Jenna Elfman se quedará embarazada de un rollo de una noche en Accidentally on Purpose de CBS y Courtney Cox perseguirá yogurines sin piedad en Cougar Town de ABC pero, un año más, las mejores series petardas se concentran en la parrilla de la CW. Este canal de solo tres años de edad fue el resultado de fusionar en 2006 la Warner Brothers (WB) y la United Paramount Network (UPN), dos minicadenas que llevaban once años tirándose de los pelos como dos niñatas.

La WB era la cadena favorita de los adolescentes de principios de siglo con programas como Smallville, Charmed o Guilmore Girls; o sea, era una guapa pija y con clase, que marcaba tendencia y tenía fascinado a todo el instituto. La UPN, por su parte, era la fea envidiosa y acomplejada que copiaba descaradamente a la WB; se vestía con la ropa de sus primos mayores e intentaba darles un aire cool forzado que solo conseguía acentuar su patetismo (UPN trató de colar Star Trek como producto trendy). Read the rest of this entry »

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Mundo real(ity)

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Las zancadillas de unas becarias trepas por conseguir un empleo en la revista de moda Marie Claire, la muerte en alta mar de los pescadores de Alaska, el hambre y la soledad de un hombre aislado en su lucha contra los elementos, la búsqueda de un nuevo amor para un millonario/a o la desesperación de unos padres que quieren que su hijo/a deje a su pareja son algunas de las historias enlatadas con las que las cadenas de televisión estadounidense tratan de seducir a unos espectadores que lo ha visto ya casi todo. El denostado género del reality show ofrece su mejor y peor cara en EEUU, donde la maestría de sus profesionales de la televisión a la hora de crear situaciones de interés y los ingentes medios técnicos que poseen permitirían llevar con éxito a la pequeña pantalla la vida de cualquiera de nosotros.

Más allá de los internacionales Big Brother, American Idol o  Dancing with the Stars hay un sinfín de producciones más o menos conocidas en las que se aplican con inteligencia cinematográfica una y otra vez los ingredientes fundamentales que hacen que cualquiera pueda ver durante media hora cómo un perro malcriado por sus dueños desiste en su actitud rebelde cuando tiene ante sí a un auténtico “pack leader” (Dog Whisperer).

El de adiestrador de perros (los puristas quizá le llamaría psicólogo al mexicano César Millán) es uno de los muchos trabajos televisables a los que han metido mano las grandes cadenas de EEUU. Uno de los más fascinantes es el de pescador del cangrejo rey en las aguas del estrecho de Bering, en Alaska, que se cuenta en Deadliest Catch. Unos rudos marineros que se baten con olas imposibles mientras recogen unas gigantescas nasas y tratan de llenar sus bodegas con crustáceos para regresar a puerto cuanto antes y obtener el precio más alto en la lonja.

Ese reality pone a sus camarógrafos en convivencia con la tripulación y les permite captar imágenes tan dramáticas como el rescate de marineros caídos por la borda en una situación real de via o muerte o la recuperación de los cuerpos de otros lobos de mar que tuvieron el infortunio de naufragar en las gélidas aguas del océano.

La cuestión laboral es tratada con acierto por Dirty Jobs, donde un presentador con pocos escrúpulos realiza los empleos menos apetecibles, aunque sin duda la temática predominante en estos espacios de televisión tiene que ver con la estética y el glamour.

Millionaire Matchmaker es un asombroso programa (de esos que hace dudar de su veracidad) en el que una autoritaria empresaria entendida en relaciones de pareja presenta a sus millonarios clientes un menú de pretendientes con el objetivo de que surja el amor.

El mundo de las bodas tiene una colección de realities, desde aquel en el que se sigue a las dependientas de una tienda de vestidos de novia en su jornada laboral (Say yes to the dress), hasta el estrés de una organizadora de bodas en Whose Wedding is it Anyway? pasando por la esperpéntica celebración de los llamados “paletos” estadounidenses en My Big Redneck Wedding.

Para ver peluqueros en acción basta con conectar con Split Ends y cuando se trata de interiorismo, en fin… la lista de programas cuyo fundamento es mejorar la apariencia de las casas de los espectadores es interminable: Dress My Nest, Clean House, Design on a Dime o Spice up my Kitchen, son un ejemplo.

La moda nos deja a los asesores estéticos How do I Look? que intentan rescatar del horterismo a sus participantes y diversos concursos en los que unos tratan de encontrar a los nuevos rostros de la pasarela en EEUU (Make Me a Supermodel, American Next Top Model) y otros exprimen el talento de futuros diseñadores en Project Runaway y The Fashion Show.

La cocina nos deja los retos culinarios de Top Chef y su edición de cocineros consagrados,  Top Chef Masters.

En términos de supervivencia tenemos el magnífico Survivorman en el que un hombre se enfrenta en soledad  (incluso se graba a sí mismo) durante siete días a entornos hostiles en los que es abandonado por los miembros del equipo sin alimentos y comida suficientes para sobrevivir.

En esa línea hay otros productos como Surviving Alaska, donde los concursantes sufren el frío y la penuria mientras marchan por increíbles parajes, y el llamativo Man vs. Wild (todos en Discovery Channel).

El esperpento llega de la manolos programas conllevan múlitples secuencias humillantes para los protagonistas y donde prolifera el sentimiento de vergüenza ajena.

En Running in heels varias aspirantes a periodistas de moda en la revista Marie Claire juegan sucio en su intento desesperado por conseguir un empleo. Pero el podium del no-va-más tiene sus líderes en otros espacios.

Parental Control muestra como unos padres, molestos con la novia/o de su hijo/a, buscan en un casting a un par de posibles sustitutos/as. Después hay una citas y finalmente el/la hijo/a decide si sigue con su pareja o la cambia por las novedades.

La cosa no acaba aquí, en MTV tenemos en estos momentos la segunda temporada de Paris Hilton’s My New BFF donde la millonaria nieta del fundador de la cadena hotelera pone en un brete a unos jóvenes con pocos principios que intentan convertirse en la mejor amiga de esta princesa del trono mediático.

Hace un tiempo pudimos ver Kid Nation, una comunidad de niños que viven sin padres y se organizan como si fueran adultos, aunque el premio se lo lleva, en mi opinión, Extreme Makeover, donde se convierte en historia televisiva las operaciones de cirugía estética de diversos personajes de estado mental cuestionable.

En español también tenemos lamentables productos como El Ticketero, programa que sigue los pasos de agentes-pone-multas a la caza de vehículos mal estacionados. Un espacio evidentemente pactado para crear una falsa realidad y donde el supuesto empleado municipal termina discutiendo con furiosos conductores que tratan por todos los medios de evitar el ticket.

Esto es una muestra representativa de los realities en EEUU, los que triunfan, los que te ponen los pelos punta y los que hacen que uno tenga ganas de apagar la televisión para siempre.

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Carmela Soprano, ahora enfermera

kubelick Kubelick, visita su blog aquí

Enfermera Edie

Ser popular es la bendición y la cruz de los actores. Que cualquier fulano llegue algún día a reconocerte por la calle y a llamarte por tu nombre es el anhelo que compensa miles de noches poniendo copas en los bares y otras tantas mañanas memorizando separatas en las colas de los casting. Cuando llega el momento de la gloria, las marujas les paran en el supermercado pidiendo que estampen su firma en un paquete de cereales, las adolescentes se pisan unas a otras por conseguir un mechón de pelo y los raritos sin amigos les mandan cartas en las que nunca falta la frase “solo yo puedo entender tu soledad”. Los actores reivindican entonces su derecho al anonimato, cuando ya es tarde.

En este tema, como en muchos otros, se pone de relevancia la diferencia de clases que aún separa al cine de la tele. El espabilado productor llamado Tom Hanks no se cansa de subrayar que es en la pequeña pantalla donde se encuentran las grandes historias. Pero él, que no necesita dar tarjetas de visita en las reuniones para que los ejecutivos de las cadenas se queden con su cara, no va a protagonizar ninguna de ellas. ¿Para qué? La gente que trabaja todos los días en lugar de tres meses al año lo hace por obligación, no porque quiera. Y eso es igual en Hollywood o en el Ayuntamiento de Villanueva del Pardillo.

EMMYSUn actor en activo en la tele, no sólo curra más que en el cine, sino que tienen un plus de molestia añadido a la popularidad: la versión cuerda de la esquizoide sensación “es como si fuera mi colega de toda la vida” que nos produce a los espectadores convivir con sus personajes, todos los martes, todos los domingos, todos los días los más adictos. Integramos sus ficticias historias en nuestro entorno cotidiano, les dedicamos más tiempo, a veces, que a un amigo o a un hermano. Obviamos al actor y adoptamos al personaje. Nueve de cada diez personas que coincidieran con Hugh Laurie en la cola del cine se sentirían tentados a charlar con él de manera espontanea, con toda confianza. No lo hacen, claro, sobre todo por miedo a que, al más puro estilo doctor House, el actor les espetara “¿le conozco de algo?”.

Toda una parrafada para justificar que se me ha hecho muy difícil enfrentarme al primer capítulo de Nurse Jackie aislando el hecho de que la prota sea Edie Falco. La Jackie del título, el personaje interpretado por Falco, es una experimentada y poco ortodoxa enfermera de urgencias de un hospital de Nueva York. Lo primero que me pasó por la cabeza cuando la vi aparecer, embutida en el pijama azul, fueron las uñas de Carmela Soprano, “¿cómo narices va a ser capaz de coger una vía esta mujer?”, pensé. Sin embargo, más allá del personaje, Falco es una actriz prodigiosa, así que, en pocos minutos, ya entendía de qué iba esta otra veterana de la vida, sufrida y apaleada, feminista y currante, en las antípodas de la gran dama de Nueva Jersey.

Nurse Jackie es marca Showtime y, como tal, está hecha a imagen y semejanza de las más exitosas producciones de la cadena en la que se emite. Jackie echa un polvo donde le pilla, toma drogas a diario e impone su propia ley. Californication, Weeds, Dexter. Muy bien escrita y muy bien grabada, una serie estupenda que no me ha enganchado nada. ¿Lo mejor? Ella. Sin medias tintas: está soberbia. Porque es un pedazo de actriz que valen un potosí. Como Glen Close o como Sally Field, estrellas de cine repudiadas que aún conservan su nombre propio y que, sin duda, preferirían hacer una peli al año y dedicarse a vivir los nueve meses restantes. Pero solo la tele les valora (o sea, les paga) la veteranía. A diferencia de ellas, Falco será siempre más Carmela que Edie. Que no poco.

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Basta ya de… Bo, la mascota Obama

Será de Obama y será muy mono, no digo que no, pero no deja de ser un perro. Tras el furor inicial ya pensaba que lo de Bo estaba superado: error. Resulta que con los 100 días de Barack como presidente se está volviendo a pasear ese “aguas portugués” por la actualidad mediática. No, si ya sé, Bo es la nota de color para equilibrar un sesudo análisis sobre el primer trimestre Obama, sin liquidez y con exceso de gripe.  Pero es que  sabemos más del can que del trabajo del vicepresidente. Está muy bien que lo eduquen, que venga de los Kennedy, que sea un “nervio” puro o que amenace el  huerto de la primera dama. Me preocupa más que sabotee el sueño del que más manda por este planeta nuestro. Lo asombroso del caso es que seguramente Bo es el único mamífero que puede hacer sus necesidades en el jardín de la Casa Blanca sin que se monte un escándalo y con alguien detrás para recoger el regalito. De eso nadie escribe.

El plumilla.

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Obama podría "desenchufar" internet

fer Fernando Mexía, El plumilla.

Internet, vaya con internet. Estamos metidos en el ciberespacio hasta la coronilla, un universo con el que nos vamos atragantando, incluso aunque procuremos estar actualizados. La fascinante herramienta web viene sin libro de instrucciones y su regulación casi brilla por su ausencia. La red es el “far west” del siglo XXI donde una legión de usuarios vamos lanzados hacia la “conquista” de este singular Oeste mayoritariamente americano (estadounidense, quiero decir). Un mundo con muchas oportunidades y pocos “sheriffs” que pone nervioso a Washington, corrijo, muy nervioso.
El pasado miércoles 1 de abril dos senadores, el demócrata John Rockefeller y la republicana Olympia Snowe, presentaron The Cybersecurity Act of 2009, una propuesta de ley que incide en la gran amenaza que supone internet para la seguridad nacional de EE.UU. Entre las medidas que se sugieren destaca la postestad presidencial para apagar o limitar el tráfico en la web en caso de emergencia o el acceso a información privada confidencial a criterio del secretario de estado de Comercio.

Esta iniciativa sería como poner en el despacho oval un botón rojo para conectar o desconectar la web según losboton2 intereses estadounidenses sin ni tan siquiera pasar por el Congreso de EE.UU., o exponer nuestras miserias y secretos protegidos con las claves más indescifrables a la curiosidad de un político en función de las estrategias de turno para luchar contra el ciberterrorismo. Todo sin necesidad de pedir permiso a nadie.

El presidente, en el plazo de un año después de la aprobación de esta ley, podrá desarrollar un a estrategia  de ciberseguridad comprensible que  podrá incluir una visión a largo plazo del futuro de la ciberseguridad nacional y un plan que englobe todos los aspectos de seguridad nacional, incluyendo la participación del sector privado, operadores y gestores fundamentales; puede declarar una emergencia de ciberseguridad y ordenar la limitación o apagado del tráfico de internet desde o hasta cualquier infraestructura de información del gobierno Federal o  red o sistema estadounidense; puede designar una agencia para que se responsabilice de coordinar la respuesta y la restauración de cualquier infraestructura fundamental afectada por una declaración de emergencia de ciberseguridad […]; puede ordenar la desconexión de cualquier infraestructura de información estadounidense o del gobierno Federal en defensa de la seguridad nacional.

Éste es un extracto de la propuesta de ley (sección 18, Autoridad y responsabilidades en ciberseguridad, pág. 43)  que también apuesta por la creación de un asesor presidencial en materia de ciberseguridad. Si bien es entendible que cualquier país, especialmente el más poderoso del mundo, quiera tomar medidas contra posibles ciberamenazas es cuestionable si estas medidas, que afectarían a toda la red ya que la mayor parte de los movimientos en internet nacen o pasan por EE.UU., son de recibo por cualquiera que tenga dos dedos de frente.

Si por algo internet se ha convertido en una revolución es porque permite a cualquiera navegar, emitir contenidos e intercambiar información con un coste muy bajo y un grado de libertad muy elevada. Internet es lo que es por las posibilidades que les da a los usuarios para construir la red, generar aplicaciones, etc. Un cierre provisional de la red, o la posibilidad de que eso ocurra, tendría también un efecto desestabilizador en la economía que cada vez vive más en el mundo virtual.

La propuesta de ley, que parece sacada de la era del miedo promocionada por la Administración Bush, fue justificada por Rockefeller y Snowe como una vía ineviatable para enfrentarse con los delincuentes de la web.

“Debemos proteger nuestras inraestructuras fundamentales a cualquier precio -desde nuestra agua a nuestra electricidad, banca, señalización y los registros de sanidad virtuales- la lista continúa”, dijo el demócrata. “Si fracasamos en actuar con rapidez, nosostros, lamentablemente, nos arriesgamos a un ciber-Katrina”, explicó Snowe.

Evidentemente también hay voces que alertan sobre el excesivo control que daría a la Casa Blanca esta ley en caso de aprobarse, que atentaría directamente contra los derechos fundamentales que se presuponen a un país democrático forjado en la defensa de las libertades civiles.

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Oro agrícola

foto-oscar-muñoz1 Óscar García Muñoz, síguelo en otros blogs aquí.

Alimentos a precio de oro

Los precios de los alimentos básicos, como los cereales, alcanzaron niveles desconocidos durante 2008, con picos que superaron, por ejemplo, los 2.200 dólares por bushel (1 bushel = 4,6 dm³) en abril de 2008, frente a los 1.200 dólares actuales que se pagan en el mercado de materias primas de Chicago, o los 800 dólares en el caso del maíz en julio, en comparación con los actuales 350 dólares. Los precios se moderaron, pero todavía se mantienen en niveles altos. La tendencia no mejorará, según un informe que publicó el año pasado la FAO, la organización de la ONU para la agricultura, y la OCDE, uno de los clubs de países ricos del mundo.

trigoHa habido una razón económica básica: el desajuste entre oferta y demanda, causado por una serie de cosechas malas en algunas de las granjas del mundo (como la zona del Mar Negro y Australia) unida al incremento de la demanda por parte de India y China, sobre todo de cereales para la alimentación animal. Sin embargo, hay otras causas que también han echado leña al fuego. El apoyo del anterior Gobierno de Estados Unidos al cultivo de maíz para biocombustibles disparó los precios de este cereal y desvió la producción de muchas tierras a este producto para fines energéticos, cuando es parte de la dieta básica en Sudamérica y uno de los productos fundamentales para piensos animales. Por otro lado, la especulación tuvo su papel, si bien no ha sido tan intenso como cabe pensar, según señalan desde el think-tank especializado en políticas agrarias IFPRI, aunque coincidió con un aumento del volumen de negociación de las materias primas, que recibieron los fondos que huían de las bolsas.

No obstante, hay un grave problema que se debe considerar: la restauración de las reservas estratégicas. Por ejemplo, la Unión Europea las canceló a principios de siglo dentro del proceso de eliminación de los mecanismos de intervención de la Política Agraria Común. Actualmente, los alimentos acumulados permiten cubrir las necesidades de unas pocas semanas y prima la política de “stock cero”. Cualquier suceso catastrófico generaría una espiral alcista de precios o la dificultad de abastecimiento. La dialéctica de los últimos años abogaba por el fin de la intervención en los mercados, para que fueran las propias fuerzas del mismo quienes determinaran los precios. Esta lógica neoliberal se está cuestionando con la actual crisis y ya ha habido voces que defendían volver a imponer barreras o restricciones comerciales, como ya ocurrió el año pasado en el sureste asiático y Argentina. No es la restricción a los intercambios comerciales, sino los controles de los mercados agrícolas, lo que se necesita para volver a estabilizar los precios de algo fundamental para la Humanidad: los alimentos.

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Obama, la coronación de una marca

Ha recaudado más de 200 millones de dólares en venta de productos, cuenta con cerca de 4 millones de amigos en la red social Facebook, su rostro ha empapelado casas, calles y coches en EE.UU. y su victoria fue aclamada en todo el planeta. Es más, la inicial de su apellido ha puesto nombre a una generación. Barack Obama no es solo el nuevo presidente estadounidense, es una de las mejores campañas de marketing diseñadas y puestas en funcionamiento de la historia. obama-collague

Ninguna otra persona, que yo recuerde, ha llegado a convertirse en un icono, en un mito que compite en popularidad con el “Che” Guevara, John Lennon, Einsten o Martin Luther King, sin haber sido testado primero o haberse dejado la vida en el camino. El triunfo de Obama es, por encima de todo, el éxito de una marca.

A falta de que el presidente número 44 de EE.UU. haga honor a las expectativas generadas, Obama no es más que un gran producto comercial etéreo, más cercano al concepto de dios que de lata de Coca Cola. Al fin y al cabo, millones de personas han comprado la idea “Obama” basándose en un único criterio: fe ciega. En Obama hay que creer, en la Coca Cola no.

Lo magnífico de esta campaña de marketing es que ha movilizado a una gran cantidad de votantes, especialmente jóvenes, que hasta la fecha nunca habían ejercido su derecho electoral o hacía mucho tiempo que habían perdido la confianza en las urnas. Estos ciudadanos pasaron de inactivos a proactivos, de no querer oir hablar de candidatos,  a descolgar el télefono y crear cadenas de correos electrónicos para promocionar el mensaje de Obama. Se convirtieron en legionarios del “Yes, we can” porque, en el fondo, necestiban algo en qué creer.

La fórmula de Barack resultó ser tan efectiva como la de la Coca Cola pero en menos tiempo. El mensaje ha sido sencillo, directo, filosófico-religioso y repetido hasta la saciedad: esperanza, una esperanza que llegó al corazón de los estadounidenses (y de parte del extranjero) y cuya semilla germinó y creció como la ilusión de un niño que espera la llegada de Santa Claus. No fueron tanto las medidas concretas propuestas por Obama, fue su capacidad de dibujar un futuro mejor para los que siempre ven el porvenir borroso. Igual que el niño que no sabe lo que Santa Claus le va a traer de regalo pero ansía su visita, los votantes quisieron que llegase Obama al poder. Lo que lleve en el saco, lo más importante, quedó en un segundo plano.

Los fieles de Barack se constituyeron en lo que ha venido a llamarse la “Generación O”, que puede entenderse como los que apoyaron a Obama, o los primeros (si se ve un cero en vez de la letra “o”) que  iniciaron la transformación política del país. El principal baluarte de Obama para predicar su mensaje fue internet. Nunca antes un político había sabido utilizar la web 2.0 de una forma tan inteligente y, sobre todo, cercana.

Obama logró conectar con sus seguidores potenciales y su testimonio corrió como la pólvora. Dio con la piedra filosofal que une a millones de internautas heterogéneos en pos de un objetivo común, una receta secreta que tiene que ver con su carisma y su credibilidad y que tratarán de imitar en los próximos años los candidatos electorales de EE.UU. y de otros países. En la red estará la clave de la victoria en unos comicios. Imagino que los asesores de aquí y de allá habrán analizado el fenómeno Obama al detalle, igual que los productores de refrescos han tratado de dar con la composición exacta y el proceso de elaboración de la Coca Cola; otro mito del marketing.

Cerca de 4 millones de seguidores en Facebook (Madonna, Michael Jackson o The Beatles cuentan con obama-facebook1500.000) , 13 millones de emails en su base de datos de contactos (4 veces más que los que tuvo John Kerry) y un rédito en donaciones “online” de más de 500 millones de dólares. Uno de los hitos de la marca “Obama” fue el mensaje de texto que se envió a través de teléfonos móviles en el que anunciaba en nombramiento de su vicepresidente y que alcanzó a casi 3 millones de personas. Un SMS que se convirtió en el mayor evento de marketing en telefonía móvil en la historia de EE.UU. A Obama ya se le llama el presidente de internet, también Obama 2.0.

Fue un pionero en usar los vídeos en internet como parte de su estrategia básica para hacer llegar sus discursos a los ciudadanos (change.gov o en YouTube), también tiene un perfil creado en MySpace, otra popular red social de la web, o en Linkedin, red de contactos profesionales. En definitiva, está en todas partes. No solo supo utilizar la web para construir su leyenda, sino que contagiados de entusiasmo (y de hartazgo a Bush) sus fans ayudaron a transmitir de él una imagen moderna y atractiva. Baste como ejemplos los vídeos Yes we can, The Empire Strikes Barack ( y otros de Humanitainment) o Wassup 2008.


SuperObama, en las calles de Los Angeles.

El ilustrador Shepard Fairey se encargó de terminar la ecuación que elevaría a Obama a un icono. Su poster de estilo pop con el busto de Obama en azul y rojo forma parte ya de la identidad del nuevo presidente. Una creación que el autor cedió a la campaña demócrata para empujar su victoria. Como Fairey otros artistas se involucraron en la construcción de su propia visión de Obama, un candidato que trascendió a su persona, lo mismo que hizo Andy Warhol con  la actriz Marilyn Monroe.

Llegados a este momento, Obama baja de los cielos electorales en olor (y no loor) de multitudes  convertido en cuasi divinidad. Su ceremonia de proclamación presidencial parece una fiesta fin de curso con la parafernalia de una inaguración de unos Juegos Olímpicos.  Alejandro Sanz, Paulina Rubio, Shakira, Beyonce, Bono, Bruce Springsteen o Sheryl Crow ponen letra y música a la verbena del nombramiento. Una celebración que glorifica la marca Obama, que vuelve a insuflar optimismo a la sociedad, aunque pensado en frío resulta excesiva en tiempos de crisis.

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Muchos de los datos de este artículo se recogieron de la revista “2009 Inauguration Special“, de Weider Publications del grupo American Media.

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Dólares, no gracias

foto-oscargmÓscar García Muñoz, síguelo en otros blogs aquí.

¿Qué pasaría si Estados Unidos dejara de pagar la deuda o devaluara?

Puede ser una pregunta que nadie se la quiera plantear, pero que me asalta desde que la Reserva Federal de EEUU anunció a finales de noviembre pasado que inyectaría 800.000 millones de dólares mediante la fabricación de billetes. Es una medida que muestra la desesperación, primero, ante unos mercados financieros que no acaban de funcionar para lo que se concibieron (prestar dinero), y segundo, para reactivar la demanda, como Keynes en sus mejores tiempos.

dolar-exprimidoSegún el último informe del Departamento del Tesoro, la deuda pública de EEUU ascendió a 10,6 billones de dólares a 31 de diciembre de 2008. De esa cifra, 3 billones son propiedad de extranjeros. El 40% de ellos lo tiene China y Japón, según la misma fuente, aunque los datos son de octubre. Ahora vamos a la deuda externa: la cifra asciende a 13 billones de dólares, de la que 10 billones está denominada en dólares. El 40% de esta última cantidad es a corto plazo.

De momento, el dólar se mantiene débil por la recesión, aunque su caída se ve amortiguada porque el resto del mundo también está en crisis. La emisión de moneda y la bajada de los tipos de interés hasta la trampa de liquidez son devaluaciones encubiertas. En un diario electrónico, un analista apunta a los riesgos de la inversión en deuda durante este año. Invertir en deuda estadounidense puede ser peligroso, no sólo porque el riesgo de impago, vistas las cifras, pueda cobrar fuerza, sino también porque la deuda comprada puede valer poco si, de repente, las autoridades deciden una devaluación competitiva frente al euro, la libra y el yen.

El nuevo presidente, Obama, propone inyectar otros 800.000 millones de dólares. ¿Tanto da de sí la máquina de fabricar dinero de una economía en recesión? ¿Hasta qué punto va a poder financiar el resto del mundo la deuda de EEUU con las dificultades que existen en los mercados financieros? China y Japón lo hacen con su superávit comercial, que les permite comprar títulos estadounidenses, pero ¿será igual de factible la colocación de deuda en las circunstancias actuales? Los alemanes, recientemente, han tenido problemas para colocar la suya.

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Obama, no me gustaría estar en tu pellejo

Estimado Barack Obama,

No me gustaría estar en tu pellejo. Aún no has puesto el pie en la Casa Blanca -salvo de visita- ni aliviado los sufrimientos de los estadounidenses pero ya has disfrutado del sabor de la victoria; sin duda un juego peligroso. Hombre del año en 2008, te has ganado la simpatía de (casi) todos, incluidos dirigentes contrarios a Estados Unidos como los Castro cubanos y parte de la comunidad islámica. Has recubierto tu figura de esperanza y consagrado tu sermón al “Yes we can”; ahora repetido como una oración por millones de fieles. Eres un profeta en la política del nuevo milenio y ya te comparan con el malogrado JFK. Chapoteas en un océano de halagos mientras te arrastra una corriente parsimoniosa, sin mácula, al abismo de la presidencia legada por G.W.Bush.
obama-calabazaTu pasado reciente te avala, tu talante cautiva, tus planes convencen. Una estupenda carta de presentación pero un pésimo precedente. Ha llegado el momento de hacer honor a tus buenas palabras. Lo cierto es que ya eres un héroe del cambio sin haber cambiado nada. Tu lista de tareas asusta tanto como las expectativas generadas sobre tu persona. Una ecuación que inevitablemente conducirá a la decepción, la frustración y acto seguido a las críticas. Prepárate para la tormenta, Obama, porque se anuncia temporal en 2009. Como digo, no me gustaría estar en tu pellejo.
Por muy optimista que uno sea, resulta ilógico pensar que el nuevo presidente estadounidense pueda zanjar sin dolor y sin polémica los cánceres que afectan a EE.UU. y por extensión al resto del mundo.
Tendrás que remangarte la camisa y meterte en el fango para desatascar la economía sin maltratar aún más a las familias con menos renta. Necesitarás emplear mucha mano izquierda y enseñar los dientes para calmar Irak sin azuzar la caldera del fundamentalismo mientras buscas al desaparecido Bin Laden y tratas de que el conflicto de Oriente Medio no se extienda más allá de Afganistán.
No me cabe duda de que tu lista de enemigos crecerá cada día, tomes las decisiones que tomes, porque nunca se puede satisfacer a todo el mundo. Elige bien tus pasos porque caminarás al borde del precipicio. Los que ahora te dan palmaditas en la espalda luego pueden pasar a empujarte por la pendiente.
Si eres un buen tipo, como se presume de la imagen que proyectan de ti, elegirás el sendero difícil, el de enfrentarte a los poderes establecidos que han puesto patas arriba las finanzas, que sacan tajada de las guerras, que especulan con la salud del ciudadano y con el medio ambiente por un puñado de billones de dólares. Si tienes el valor de hacerlo, vigila tu espalda. Los buenos tipos suelen acabar traicionados. La historia ofrece numerosos ejemplos de cómo el statu quo mandaba a la cruz, a la hoguera, a la horca o al paredón a quienes mostraban suficientes arrestos como para ser una amenaza.
Si nos tienes engañados, pronto saldremos de dudas. En cualquier caso, no me gustaría estar en tu pellejo.
Cuando el día 20 de enero se concrete tu nombramiento presidencial, rodeado de caras amables, famosos de Hollywood y miles de seguidores, disfruta del momento. A partir de ahí la cosa se pondrá fea y tendrás poco cuerpo para fiestas.
Has dejado entrever tus buenas maneras al publicar en la red la lista de donantes para los festejos de tu proclamación. Algo inédito en Washington. Eres consciente de la importancia de la web, otra novedad que puede aportar frescura a la forma de gobernar y tratar con los ciudadanos. Esperemos que se confirme durante la legislatura y se te acabe recordando, entre otras cosas, como “Obama, el presidente internauta”.
No sé si eres supersticioso pero por si acaso toca madera. Guarda los amuletos que te dieron tus votantes durante la campaña electoral, puede que te hagan falta. Si tomaste las doce uvas para cambiar el año, como te recomendaban en un vídeo viral desde España para atrapar la buena suerte, algo que te llevas.
Recuerda que tu surgimiento y victoria fue posible gracias al caos originado por Bush. Sin su nefasta gestión el fenómeno Obama no habría sido posible, al menos, pienso yo, en 2008. Ten presente sus errores porque eres el remedio escogido para restaurar la cordura; si es que es posible.
Veremos qué tal sale 2009, confío en que no te coja empachado de éxito o con resaca de gloria. En cualquier caso, Obama, no me gustaría estar en tu pellejo.

Fernando Mexia, El plumilla

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